Aunque todavía no se conoce de manera oficial el alcance del acuerdo electoral, es un hecho el pacto entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).El acuerdo, en los términos en que se estaría planteando, resultaría lo que se conoce en el vocabulario popular como “un negocio redondo” para la alta dirigencia del partido blanco debido a que lo convenido sería reelegir a todos los diputados del PRD y los representantes municipales. Según ha trascendido, las exigencias de los perredeístas se extenderían a ocupar importantes cargos en el Poder Ejecutivo.
Debido a la disminución que ha sufrido el partido más viejo del país y la baja aceptación en el electorado de su candidato presidencial, Miguel Vargas, es evidente que una alianza de ese tipo le resultaría gananciosa. Sin embargo, no sería igual para el PLD porque la decisión resultaría perjudicial para las aspiraciones a cargos electivos tanto a nivel congresual como municipal para los dirigentes de esa organización.
Desligado de principio peñagomista
La acción del PRD de llegar a un acuerdo con el PLD para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial consecutiva, echa por la borda la imagen de Vargas, quien en el 2009 firmó un acuerdo con el entonces presidente Leonel Fernández, para hacer todo lo contrario y reivindicar los principios del PRD sobre la no reelección consecutiva.
Igualmente, el acuerdo los aleja de la oposición y convierte al Partido Revolucionario Moderno (PRM) como la única opción para enfrentar una posible repostulación de Medina.
La acción también saca de la principalía política al PRD, la organización que ha gravitado como una de las principales fuerzas políticas en el país desde la caída de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.
Desde esa fecha, el desempeño electoral más bajo que ha tenido el PRD en la historia electoral de la era democrática se registró en el 1990, cuando producto de una división quedó en el tercer lugar.
El primero de mayo, Vargas precisó que el partido blanco se opondría a una eventual reforma constitucional para restablecer la reelección del presidente Medina. Dijo que la debilidad institucional del país no soporta a un presidente de la República y su gobierno en campaña sin que se produzca una situación de desigualdad y abusos con respecto a a la oposición. -
Debido a la disminución que ha sufrido el partido más viejo del país y la baja aceptación en el electorado de su candidato presidencial, Miguel Vargas, es evidente que una alianza de ese tipo le resultaría gananciosa. Sin embargo, no sería igual para el PLD porque la decisión resultaría perjudicial para las aspiraciones a cargos electivos tanto a nivel congresual como municipal para los dirigentes de esa organización.
Desligado de principio peñagomista
La acción del PRD de llegar a un acuerdo con el PLD para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial consecutiva, echa por la borda la imagen de Vargas, quien en el 2009 firmó un acuerdo con el entonces presidente Leonel Fernández, para hacer todo lo contrario y reivindicar los principios del PRD sobre la no reelección consecutiva.
Igualmente, el acuerdo los aleja de la oposición y convierte al Partido Revolucionario Moderno (PRM) como la única opción para enfrentar una posible repostulación de Medina.
La acción también saca de la principalía política al PRD, la organización que ha gravitado como una de las principales fuerzas políticas en el país desde la caída de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.
Desde esa fecha, el desempeño electoral más bajo que ha tenido el PRD en la historia electoral de la era democrática se registró en el 1990, cuando producto de una división quedó en el tercer lugar.
El primero de mayo, Vargas precisó que el partido blanco se opondría a una eventual reforma constitucional para restablecer la reelección del presidente Medina. Dijo que la debilidad institucional del país no soporta a un presidente de la República y su gobierno en campaña sin que se produzca una situación de desigualdad y abusos con respecto a a la oposición. -
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