La celebración del primer año del Gobierno encabezado por Danilo Medina es una buena oportunidad para hacer una reflexión acerca del alcance de las medidas que ha implementado, pero tomando en consideración que han sido tantos los frentes abiertos, las sorpresas, los esperados “no se va a atrever” y por supuesto las decepciones de quienes pensaron que “una cosa son las promesas de campaña y otra la realidad de los intereses existentes en el Estado”, que preferimos iniciar un breve balance a partir de las expectativas, generadas no por el PLD y su candidato, sino por la población civil.
Por ello lo tomamos por el nada cómodo lado de la calidad del gasto público, debido a que era el arma favorita utilizado por sectores empresariales y organizaciones de la sociedad civil para oponerse “militantemente” al aumento de la presión fiscal, en el entendido (y no dejaban de tener razón las más de las veces) a que la calidad del gasto gubernamental dejaba mucho que desear, tanto por los resultados como por la forma en que se ejecutaba.
Apenitas pasadas las elecciones del 20 de mayo de 2012, todavía con el pataleo de los perdedores en su buena, advertimos en este diario lo sensible, que a nuestro parecer, sería el tema de la calidad del gasto para las nuevas autoridades, sobre todo por la presión existente para que se legislara con relación de la “reforma fiscal integral” de moda para la época y uno de cuyos principales componentes era precisamente no el monto de los recursos que debía manejar el Estado, sino cómo lo gastaba.
El 24 de mayo indicamos tras varias consultas que “varios de los técnicos ligados al próximo Presidente han coincidido en que si el nuevo Gobierno no vende a la sociedad la percepción de que existe una mejora en la calidad del gasto público desde el inicio de la gestión el 16 de agosto de 2012, podría caer en la trampa que se le encasille con que está haciendo “más de lo mismo” y perder la oportunidad de que la sociedad perciba que se está haciendo “lo que nunca se ha hecho”.
Uno de nuestros contactos dijo entonces que “si desde un principio no damos a entender que ha mejorado la calidad del gasto, perderíamos la iniciativa y quizás la oportunidad de poder hacer realmente los cambios que queremos”.
Inicio gestión
Llegó el 16 de agosto y la confirmación del gabinete casi en pleno dio a muchos la apariencia de que sería lo mismo. Para entonces la generalidad de la sociedad dominicana aún “no sabía lo que había” (nos referimos al déficit fiscal, sin citar ninguna cifra en particular, debido a que no creo que ya exista un consenso sobre el particular.
Fue así como las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno dieron a algunos sectores la falsa creencia de que se trataba de debilidad. La convocatoria del Foro Económico y Social para la discusión de la reforma tributaria, y la intención de convertirlo en un espacio de imposición de ideas y directrices al Gobierno en general y al presidente Medina en particular, fue uno de esos errores cometidos por esos sectores y que coincidiera con los movimientos de los indignados que se desarrollaba con fuerza en varios países, afectó su poco raciocinio.
El tira y jala de los primeros cuatro meses de gobierno, terminó con la imposición por parte del PLD en el Congreso de la reforma tributaria (pudo haberlo hecho antes, pero prefirió buscar otra vía que sus interlocutores no entendieron) y con la aprobación del Proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos de este año, donde se consignó la partida reclamada el cuatro por ciento del PIB para el sector Educación, se cayeron las convocatorias cibernéticas para protestas callejeras.
Meta lograda
Hoy se puede afirmar que la meta de lograr que la sociedad perciba que existe una buena calidad del gasto público se ha logrado.
La figura del Presidente de la República y sus principales Ministros, particularmente los ubicados en el Palacio Nacional y en Ministerios claves, ha sido determinante: austeros, humildes, sin pretensiones de ser sabelotodos y con poco espacio para cuestionamientos válidos, ya que los de mala leche llegan solos.
El 16 de agosto próximo podrán exhibir, ya dijimos, la propia figura del Presidente (80 por ciento de aceptación, según encuestas recientes, a lo que ha contribuido sus visitas sorpresas, que aun cuando no se perciben como un aporte a la calidad del gasto, sí lo son, debido a que los recursos que ha dispuesto se entreguen a esas comunidades y productores han estado llegando directamente a quienes los necesitan y mejorado su calidad de vida.
Han influido también los viajes del Presidente, acompañado de los funcionarios indispensables y hasta ahora sin invitados especiales que no estén relacionados. Las disposiciones relacionadas con el uso de tarjetas de crédito, viajes, viáticos, gastos de combustibles, celulares y sobre todo el uso de los vehículos, han tenido un impacto importante.
Subasta vehículos
Al respecto, el anuncio de que se subastarían mil vehículos de lujo en manos de funcionarios gubernamentales de todos los niveles, aún cuando no se concretizó, asustó.
El ambiente es diferente, el ministro de Prensa, Roberto Rodríguez Marchena, dijo que los talleres de mecánica están llenos de vehículos del Gobierno, por la razón de que “O le damos mantenimiento a los vehículos asignados, o nos quedamos a pié, porque nuevos por ahora no habrán”
Pero también han contribuido a la mejora de la calidad del gasto el cumplimiento de la disposición de que el 30 por ciento de las compras gubernamentales sean hechas a las micro, pequeñas y medianas empresas como una forma de contribuir a la estabilidad de ese sector, contribuir a la expansión del mercado interno vía la creación de nuevos empleos y particularmente a contribuir a la formalización de esas empresas, que implicaría el aumento de sus aportes al fisco.
Sobre esto último, se habla de que cerca de ocho mil empresas micro, pequeñas y medianas ya se han “legalizado” por ante la Dirección General de Impuestos Internos y la Dirección de Compras Gubernamentales para poder participar en las compras gubernamentales.
Las licitaciones
Por otro lado, están las licitaciones, utilizadas por décadas para legalizar el dominio de un pequeño grupo de empresas sobre las compras gubernamentales, las cuales están buscando nuevos caminos, con más obstáculos de los que el lector se puede imaginar, pero que finalmente se abren paso.
Es posible que una de las medidas que mayor contribución ha dado a que se mejore la percepción de la población de que se ha elevado la calidad del gasto gubernamental sea la salida del Palacio Nacional de la entrega de permisos de importación para los contingentes arancelarios relacionados con la rectificación técnica ante la OMC y los otros contingentes del DR-CAFTA.
Por mucho tiempo se estuvo denunciando que el otorgamiento de esos permisos era un mecanismo de corrupción y favoritismo, con la agravante de que las importaciones se hacían por encima de lo consignado en los contingentes arancelarios y peor aún, coincidiendo con las cosechas locales. Su paso a la Bolsa Agropecuaria, bajo el control de la Junta Agroempresarial Dominicana le quitó ese sambenito al Palacio Nacional y en este año no se han producido importaciones coincidentes con las cosechas locales.
Pero entendemos que la joya de la corona, con relación a un mayor control del gasto público lo constituye la “Cuenta Unica del Tesoro”, que “es la cuenta bancaria que centraliza los ingresos y los pagos del Gobierno Central y de las Instituciones Descentralizadas y Autónomas no Financieras, operada por la Tesorería Nacional en su calidad de Órgano Rector del Sistema de Tesorería. Existe una Cuenta Única por cada moneda con la que opere la Tesorería Nacional en cada Banco Agente”.
Eso significa que ningún funcionario puede manejar a discreción cuentas gubernamentales a través de las cuales se paguen nominillas u otros gastos no presupuestados. La ejecución de esa decisión será determinante para que la población y los sectores contestatarios evalúen la gestión gubernamental.
Visitas sorpresa
De las primeras visita sorpresa del presidente Danilo Medina a sectores marginados, asociaciones de productores y comunidades, llamó poderosamente la atención a toda la sociedad la realizada a La Barquita, en Santo Domingo Este.
El lugar de la visita, la manera de hacerlo, el poco aparataje y el convencimiento de los moradores de que no se trataba de un aguaje, normal en tiempos de campaña, pero inusual ya asentado en el Palacio, dejo sin aliento as muchos analistas que no sabían por dónde asimilar el caso.
Esa visita inició un debate, que no concluye, sobre la necesidad de restatar las zonas vulnerables a las inundaciones en tiempos de tormentas. Pero también el tema de las condiciones de subsistencia de sus moradores, sus expectativas y la viabilidad de las soluciones planteadas.
Para La Barquita como para otras zonas en condiciones similares o quizá peores, se han planteado muchas soluciones teóricas, pero anteriormente no se habían dado pasos dirigidos a buscar una solución integral (para usar una palabra de moda) que tome en consideración todos los elementos implicados: vivienda, salud, educación, entorno y sostenibilidad de las soluciones.
De las que se han planteado para La Barquita, la relacionada con el traslado de una parte de sus moradores a la zona de amortiguamiento del parque Cachón de la Rubia, desató una de las mejores polémicas que se han realizado en estos tiempos, no sólo por el tema discutido, sino por la calidad profesional, ética y moral de los participantes.
Ese tema sigue en discusión, pero el paso del tiempo no le quitó impacto; los moradores siguen creyendo en el proyecto y sigue la vigilancia para que una solución que todos desean, preservar a los habitantes de La Barquita, no afecte negativamente otro activo de la sociedad dominicana como es el Cachón de la Rubia.
De las otras visitas realizadas por el presidente Medina, se logró otro punto a su favor y al propósito de esta nota, relacionado con la calidad del gasto.
Esto porque en varias de esas visitas ha quedado demostrado con con apoyo financiero de relativa poca monta (creo que sólo en Peravia fue que al Presidente le giraron por recursos superiores a los 100 millones de pesos), se ha podido sacar del anonimato posibilidades de aumentar la productividad de grupos de productores de rubros estratégicos para el fomento de las exportaciones, pero estancados por simplesas: un camino vecinal, un almacen, una cadena de frio, un molino de cacao, un puente, un transformador....
Zonas francas, turismo, salud, medio ambiente, educación, agropecuaria tienen otros aires, el más importante de los cuales es que la sociedad dominicana ha podido constatar la existencia de una relación directa entre la mala calidad del gasto público y la existencia grupos económicos que deben su vida a la carencia de reglas claras, para ejemplo los permisos de importación de alimentos.
A nuestro parecer, a un año, el cumplimiento de la demanda social de que la calidad del gasto público marque la gestión de Danilo, no ha sido decepcionante.
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