El raso Jefri Morillo Lachapelle fue asesinado el mismo día que cumplía un año de casado con su joven esposa. Ese día, como de costumbre, salió de su casa para cumplir con su deber policial, pero la muerte le sorprendió junto a su compañero, el sargento Nilo Pérez Jaqués, mientras patrullaban en la avenida Estados Unidos del Mirador Este, en Santo Domingo Este, próximo al Faro Colon.
Lachapelle cursó ingeniería durante un año en una universidad Autónoma de Santo Domingo, tenía 23 años, es definido por sus amigos como una persona sin conflictos, de buena actitud, siempre alegre y dispuesto a socorrer a los demás.
Actualmente estaba inmerso en sus labores como agente policial y en cuidar, junto a su esposa Meredy Mejía, de su pequeño, quien cumpliría 4 meses el 23 de este mes.
La señora Dolores Lachapelle, madre del joven asesinado, está sumergida en la pena de perder a quien, según narró a este medio, constantemente expresaba su deseo por que su madre dejara de trabajar.
“Era un hijo ejemplar. Siempre iba a mi casa para ver en que yo estaba. Jenfri siempre me llevaba su niño para que yo lo viera”, narra la madre con la voz entrecortada.
Su padre, Marcelino Morillo, quien vivía junto a Lachapelle y la esposa de éste, dijo que su hijo quería continuar estudiando y superarse para así poder ayudar a los suyos. “Pero esta persona le truncó sus deseos de vida y de superación”, agregó visiblemente afligido.
Tanto familiares como amigos de jenfri dicen no entender qué pasó, debido a que él nunca tuvo problemas en su localidad, siempre se manejó de una forma correcta. Pidieron al jefe de la Policía Nacional, Mayor General Castro Castillo, que a la persona que le arrebató la vida, le sea dada la pena máxima.
El raso Lachapelle fue velado en la funeraria Gresefu, en la carretera Mella y será sepultado a las 4 de la tarde de hoy.
El sargento deja esposa embarazada
En tanto, en el sepelio del sargento Nilo Pérez Jaqués, se vivieron escenas de inmerso dolor. Hombres, mujeres y niños que asistieron a su funeral lloraron su desaparición física, mientras el jefe de la institución, Castro Castillo, rendía los honores de lugar.
En tanto, en el sepelio del sargento Nilo Pérez Jaqués, se vivieron escenas de inmerso dolor. Hombres, mujeres y niños que asistieron a su funeral lloraron su desaparición física, mientras el jefe de la institución, Castro Castillo, rendía los honores de lugar.
Jaqués dejó en la orfandad a una niña de 1 año y 6 meses y su esposa tiene dos meses de embarazo.
Era una persona humilde de escasos recursos que vino desde la provincia Elías Piña luchando por alcanzar un mejor porvenir para su madre y su familia.
De acuerdo con Fortuna, hermano del oficial asesinado, este se dedicaba por completo a su labor policial. “Desde hacía 15 años pertenecía a esa institución y nunca faltaba a su trabajo, ni se vio envuelto en inconvenientes deshonrosos”.
Entre llanto, su madre, Dionisia Jaqués, dijo estar destrozada, debido a que su hijo no era una persona conflictiva sino que buscó siempre la forma de ayudarla a ella, a quien asistía con la compra de sus medicamentos. Así como a sus hermanos, quienes siempre buscaban su abrigo en momentos difíciles o de peligro.
Dionisia pidió que se haga justicia y que, de ninguna manera, dejen en libertad al asesino de su hijo.
Durante el sepelio, Castro Castillo informó que Jaqués fue ascendido de manera póstuma a segundo teniente.
El raso Jefri Morillo Lachapelle y el sargento Nilo Pérez Jaqués fueron asesinados y despojados de sus armas por el sargento mayor de la Armada de la República Dominicana (ARD), Homero Marcial Polanco, quien tras ser detenido, dijo que cometió los crímenes mientras estaba “borracho”.
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