Francisco se convertirá este viernes en el cuarto papa que se dirige a la Asamblea General de la ONU.
Lo hará en el transcurso de su primera visita a Estados Unidos como Obispo de Roma y para conmemorar el 70 aniversario de la creación del Sistema de Naciones Unidas.
Con anterioridad intervinieron en este foro mundial Pablo VI, en 1965; Juan Pablo II, que lo hizo en dos ocasiones, 1979 y 1995; y Benedicto XVI, en 2008.
El 4 de octubre de 1965, Pablo VI, que había sido elegido papa dos años antes, tras la muerte de Juan XXIII, fue el primer pontífice que, en plena guerra fría, se dirigió a la Asamblea General de la ONU.
Habló de la paz y el derecho internacional. “La sangre de millones de hombres y el sufrimiento y las matanzas inútiles deben dar paso a un juramento que cambie la historia futura del mundo: no más guerra”. “Razón, derecho y diálogo tienen que regir las relaciones internacionales”, dijo el italiano Montini a pocos meses de la clausura del Concilio Vaticano II, el que abrió las puertas de la Iglesia católica al mundo.
Juan Pablo II fue el segundo pontífice que habló ante Naciones Unidas y lo hizo en dos ocasiones.
La primera fue el 2 de octubre de 1979, un año después de ser elegido papa. El polaco Wojtyla hizo entonces un contundente alegato a favor de la paz. Repitió el mensaje de su antecesor y añadió: “Es necesario un continuo y enérgico esfuerzo que pueda liquidar las posibilidades de guerras, para hacer imposibles los cataclismos”.
Manifestó su firmeza contra la carrera armamentista y habló de la distribución de la riqueza “tantas veces injusta”, que calificó como “amenaza sistemática contra los derechos de los hombres”.
Juan Pablo II volvió a la sede de la ONU el 5 de octubre de 1995, en el cincuenta aniversario de la organización mundial y para pronunciar otro histórico discurso.
Wojtyla, que se presentó entonces ante Naciones Unidas en pleno proceso de desintegración balcánica y un mes antes de que se firmaran los acuerdos de Dayton que ponían fin a la guerra de Bosnia, denunció los “nacionalismos extremos y exclusivos”, que causan “verdaderas pesadillas de violencia y terror”, y de nuevo abogó por la paz, el respeto de las diferencias y los derechos de los pueblos.
El 18 de abril de 2008 Benedicto XVI fue el tercer papa que pronunciaba su discurso ante el plenario de la ONU y lo hacía coincidiendo con la celebración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Como sus predecesores, el papa alemán habló también de la paz y apeló al “deber” de la ONU de intervenir para proteger a la población ante crisis humanitarias o violaciones de derechos cuando sus Estados no lo hacen. “La indiferencia o la falta de intervención es lo que causa un daño real”, dijo Benedicto XVI en esa ocasión.
Deseó a todas las naciones representadas en esa institución “paz y prosperidad con la ayuda de Dios”, en todos los idiomas oficiales, y antes de abandonar el edificio se paró unos minutos a orar en la sala de meditación de la ONU.
Desde 1964, el Vaticano es miembro observador permanente de Naciones Unidas y, como tal, no tiene derecho a voto ni a presentar candidatos a determinados puestos de la organización.
En este foro la Santa Sede está representada por el arzobispo filipino Bernardito Auza.
Tras la modificación de las normas de la ONU que impedían la colocación de las banderas a los países con estatus de observador, el 25 de septiembre, poco antes de la llegada del papa Francisco a la ONU, el Vaticano izará por primera vez su bandera en el edificio de esa institución.
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