Trastornos del sueño y del estado anímico, secundario al trauma, afectan a la mayoría de los pobladores en el barrio la Esperanza, en el sector Los Ríos, a más de una semana de la explosión ocurrida en la envasadora de gas.
En los niños el drama también se manifiesta con sobresalto y, con frecuencia, piden a los padres mudarse de ese lugar por temor a que pueda ocurrir otra explosión.
Ese es parte del diagnóstico hecho por un equipo de siquiatras y sicólogos del Ministerio de Salud Pública que hoy está evaluando y dando servicios a las familias afectadas.
Desde media mañana, el personal se instaló en el local de la iglesia Adventista ubicada en el barrio, donde decenas de personas hacen filas y reciben consultas.
La mayoría de las personas dijeron que todavía se despiertan sobresaltados, ya que muchos de ellos estaban acostados cuando ocurrió la explosión.
Se recuerda que ayer fueron dados de alta dos de los cinco pacientes que permanecían ingresados en la Unidad de Quemados “Pearl F. Ort”, que funciona en el hospital Ney Arias Lora, víctimas de la explosión.
Los pacientes que fueron despachados ayer a sus hogares tras evolucionar de manera satisfactoria son Ramón Antonio Lugo, de 25 años, quien presentaba quemaduras en 32% de su superficie corporal, y Elvin Alfredo Valerio, de 30 años, con 40% de superficie corporal quemada.
Mientras que siguen ingresados Marina Álvarez, de 52 años, con 40% de superficie corporal quemada; Felipe Vinicio Morel, de 63 años, con el 60% de superficie corporal quemada, y Denny Álvarez, de 28 años, con 40% de superficie corporal quemada y traumas diversos.
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