El presidente estadounidense, Donald Trump, sufrió esta semana un duro golpe a raíz de la acusación en su contra de su exabogado, Michael Cohen, pero no está claro que, por sí solo, ese hecho pueda generar repercusiones graves para el mandatario o desembocar en su destitución, según los expertos.
Trump tuvo que hacer frente esta semana al bombazo de Cohen, quien este martes se declaró culpable de varios delitos y acusó al presidente de haberle pedido que pagara a dos mujeres durante la campaña electoral de 2016, para evitar que hablaran de las supuestas relaciones que habían tenido con el entonces candidato republicano.
La implicación del presidente en un crimen -una violación de las leyes de financiación de campañas- encendió los titulares y desató todo tipo de especulaciones sobre la posibilidad de que ese acontecimiento desatara un proceso político de destitución del mandatario, o incluso la presentación de cargos en su contra.
Pero, según los expertos consultados por Efe, es improbable que la acusación de Cohen le genere a Trump ese tipo de consecuencias por sí misma, dada la naturaleza del supuesto crimen en el que se le ha implicado y la dinámica política en el Congreso.
"Hasta que se genere una presión política seria a favor de un proceso de destitución, seguimos en lo mismo. Éste es un proceso lento y gradual", dijo a Efe un historiador y profesor de Políticas en la Universidad de Princeton, Julian Zelizer.
Para James Thurber, profesor de Gobierno en la American University de Washington, la acusación de Cohen marca "el comienzo de un reto muy importante para el presidente", pero por ahora es "improbable" que espolee un juicio político en el Congreso.
La razón está en parte en la reticencia de la oposición demócrata a iniciar un proceso que, con la configuración actual del Congreso, perdería casi con toda seguridad; pero también en la naturaleza del crimen del que Cohen ha acusado a Trump.
"Dudo que cualquier cosa relacionada con el pago a (la actriz porno Stormy) Daniels (y a la exmodelo Karen McDougal) pueda causar un cambio en el apoyo del público y del Congreso a Trump", afirmó a Efe un profesor de Derecho en la Universidad de Iowa, Andy Grewal.
"Las violaciones de las leyes sobre financiación de campaña son relativamente menores, y es muy difícil establecer que alguien las ha violado. Solo porque Cohen se declarara culpable de ello no significa que Trump rompiera la ley", puntualizó Grewal.
Procesar criminalmente a alguien por un delito relacionado con las leyes electorales implica demostrar que ese sujeto rompió las normas "a sabiendas y voluntariamente", y demostrar que Trump cumplía ese requisito cuando supuestamente instruyó a Cohen a sobornar a las dos mujeres puede ser muy complicado.
"Una violación de las leyes de financiación de campañas, por sí sola, sería una base demasiado endeble para justificar la expulsión de un presidente de su cargo", explicó Grewal.
Tampoco es probable que el fiscal general Robert Mueller, que investiga los posibles lazos entre Rusia y la campaña electoral de Trump, decida presentar cargos criminales contra el presidente por ese motivo cuando concluya su investigación.
Los expertos legales del país tienen opiniones encontradas en cuanto a si un presidente en activo puede ser imputado, pero Mueller ha dado señales de que no planea tomar esa medida, incluso si llega a la conclusión de que Trump ha cometido algún crimen.
El peor escenario para Trump sería que, gracias a la cooperación de Cohen u otros exasesores del presidente, Mueller determine que el mandatario rompió la ley, por ejemplo, mediante la obstrucción de la Justicia, un crimen con una clara fuerza legal.
Aún si Mueller no presenta cargos contra Trump, es probable que esa conclusión sí generara un verdadero impulso para un juicio político, aunque el éxito de esa empresa también es incierto.
Los procesos de destitución se originan en la Cámara Baja, que los demócratas quieren recuperar durante las elecciones legislativas de este noviembre, pero culminan en el Senado, que probablemente seguirá bajo control republicano y donde se necesitan dos tercios de los votos para apartar a un presidente del poder.
Algunos aliados de Trump se frotan las manos pensando en la idea de que los demócratas lancen un proceso de destitución contra el presidente, porque consideran que el fracaso inevitable de ese esfuerzo impulsaría la campaña de reelección del mandatario en 2020.
A pesar de esos cálculos, los analistas sí creen que el bombazo de Cohen dará un empujón a las perspectivas de los demócratas en las elecciones de noviembre, porque alimenta la impresión pública de que Trump ha roto la ley, una idea aún vaga pero que, a la larga, puede ser la consecuencia más tangible de la traición de su exabogado.
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