La sangre coagulada en el contén de la calle Caridad de Savica, en Los Alcarrizos, es contemplada por los curiosos que quedaron atónitos ante el asesinato a plena luz del día del taxista Bernardo Antonio Espinal Taveras, de 33 años de edad.
Su madre, Margarita Taveras, llorando desconsoladamente en la sala de su casa, desde donde se pueden ver las manchas del crimen en la acera de enfrente, mandó un mensaje contundente a los asesinos de su hijo.
“La Justicia de Dios les va a caer encima, y es mejor que les caiga la justicia del hombre a ustedes que mataron a mi hijo, y no que les caiga la justicia de Dios, porque no pueden esconderse, no hay lugar donde se puedan esconder, y ustedes sabían que mi hijo no estaba en nada malo, simplemente él compartía tragos con esas personas; no se escondan que no hay lugar donde se puedan esconder de la justicia divina”, sentenció la destrozada mujer.
Taveras se refirió a que alrededor de las 3:00 de la tarde su hijo estaba compartiendo con un amigo que presuntamente tenía problemas con una banda criminal de ese sector, a la que al parecer le habían matado a uno de sus miembros, por lo que ellos decidieron saciar su sed de venganza.
“Esto es un problema entre dos bandas, mi hijo estaba con ese amigo y él fue que salió muerto”, exclamó la señora.
Bernardo Taveras recibió múltiples balazos a modo de ejecución por desconocidos. Mientras que se desconoce el paradero de su acompañante, así como su identidad.
Autoridades del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y agentes de la Policía Nacional acordonaron la zona e hicieron un levantamiento del cadáver una hora y media después de haber ocurrido el suceso.
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