El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha insistido este martes en que no ha llegado a ningún acuerdo económico con las pandillas, después de que la semana pasada una suerte de confederación criminal conocida como 'G9' anunciara una tregua hasta este viernes para poder permitir la distribución de combustible, en un momento en el que el país se ha visto forzado a cerrar a algunas instituciones y servicios, entre ellos más de medio centenar de hospitales.
"No damos dinero a los bandidos", ha zanjado el primer ministro haitiano, quien ha recalcado que las autoridades continuarán luchando para garantizar el orden. "Si los criminales no cesan en sus acciones, se les aplicará todo el peso de la ley".
"La única opción para los criminales y todos sus patrocinadores es el encarcelamiento o la muerte", ha escrito Henry en su cuenta de Twitter, en donde también ha aprovechado para reconocer el esfuerzo "titánico" que está llevando a cabo la Policía, sobre todo en lo que respecta a garantizar la seguridad de los camiones cisterna que abastecen de combustible a las estaciones de servicio.
El líder pandillero Jimmy Cherizier, alias 'Barbecue', un antiguo de policía que logró aunar a las nueve pandillas más importantes de Puerto Príncipe, la capital, anunció el pasado viernes una tregua para que conductores y transportistas pudiesen comenzar a trabajar.
"Hospitales, negocios, universidad y embajadas pueden comprar combustible", aseguró 'Barbecue', quien arremetió contra quienes "exprimen" los recursos del Estado y conminó a la población a utilizar esa semana de armisticio para "reflexionar" sobre las urgencias por las que atraviesa el pequeño país caribeño.
El anuncio de esta tregua se produjo en un momento en el que las autoridades haitianas habían logrado importantes avances contra las pandillas, entre ellas la de '400 Mawozo', la misma banda criminal que secuestró a una quincena de misioneros de Estados Unidos y Canadá hace un mes.
Desde el magnicidio del presidente, Jovenel Moise, el pasado 7 de julio, la siempre convulsa situación política y económica por la que atraviesa Haití desde hace años se vio un poco más golpeada.
Pronto el vacío de poder degeneró en una crisis de seguridad, con asesinatos y secuestros a diario, sobre todo en amplias zonas de la capital. Desde hace cinco semanas, las pandillas han tomado el control y han bloqueado los principales centros de suministro de combustible para presionar a Henry a dimitir.
La falta de combustible ha derivado en el cierre de al menos medio centenar de centros médicos y hospitales de todo el país, así como el de otros servicios públicos y privados de primera necesidad.
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