El ingeniero Leandro Guzmán, quien fuera esposo de Maria Teresa Mirabal, aseguró que la orden de asesinar a “Las Mariposas” el 25 de Noviembre de 1960, hace 50 años, fue impartida directamente por el tirano Rafael Leónidas Trujillo a través del jefe del Ejército, general Juan René Román Fernández (Pupo), quien a su vez se la transmitió al jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), Cándido Torres.
Al participar en El Gobierno de la Tarde, Guzmán también reveló que tanto él como Manuel Aurelio Tavárez Justo (esposo de Minverva), Pedro González (esposo de Patria) se convencieron del asesinato de sus compañeras cuando, tras ser liberado e interrogados por la representación de la Organización de Estados Americanos (OEA), llegaron a Ojo de Agua, Salcedo, a la casa materna de Las Mariposas.
“Desde entonces todo ha sido una suma de penas de 50 años”, dijo con voz trémula.
Recordó que la orden de eliminar a Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal se tomó una mañana en que Trujillo visitó la ciudad de Salcedo y al preguntarle al gobernador provincial cómo andaba todo, éste le respondió que los únicos problemas eran los sacerdotes católicos y las hermanas Mirabal.
“Eso enfureció a Trujillo, porque esos días y debido a la presión interancional él andaba soltando a todos los presos, incluyendo a los políticos, para aparentar que se estaba democratizando. Fue entonces cuando ordenó que apresaran a los esposos de las Mirabal y nos llevaran Puerto Plata”, apuntó.
Leandro Guzmán alabó la fortaleza de las hermanas Mirabal, señalando que estaban consciente del peligro que corrían al irlos a visitar a la cárcel de Puerto Plata.
Sin embargo, dijo que en el caso de Minverva ésta asumía que la situación internacional en contra de la dictadura de Trujillo era una especie de salvaguarda, ya que el tirano no se atrevería a ordenar que se atentara contra ellas para no sumarse más problemas.
Sostuvo que las Mirabal desconocían que la orden de asesinarlas eran precisas, y que en la penúltima visita que les hicieron no se ejecutó porque los esbirros encargados no lo hicieron debido a que éstan andaban consus hijos, lo que enfureció al jefe del SIM, que ordenó que la próxima vez fueran ejecutadas sin importar que estuvieran acompañadas.
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