CIUDAD DEL VATICANO. - El Vaticano mostró al público el domingo un conjunto de huesos que presuntamente pertenecen a San Pedro, con lo que se revive el debate científico y el tortuoso misterio en torno a si los restos encontrados en una caja de zapatos verdaderamente corresponden al primer papa.
Los nueve fragmentos de hueso estaban dispuestos como anillos en un alhajero dentro de una caja de bronce que se colocó al lado del altar durante la misa con la que se conmemoró el fin de año de la fe cristiana.
Es la primera vez que las reliquias son exhibidas en público.
El papa Francisco oró frente a los fragmentos al principio del servicio dominical y después sostuvo la caja en sus manos durante varios minutos antes de la homilía.
Ningún papa había declarado definitivamente que los fragmentos óseos pertenecen al apóstol Pedro, aunque Paulo VI dijo en 1968 que los fragmentos hallados en la necrópolis bajo la basílica de San Pedro "fueron identificados en una forma que consideramos convincente".
Algunos arqueólogos ponen en duda esa afirmación.
Sin embargo, la semana pasada una alta autoridad vaticana, el arzobispo Rino Fisichella, dijo que carece de importancia si un día los arqueólogos descubren que los restos no son de San Pedro porque los cristianos han rezado ante su tumba durante dos milenios y continuarán haciéndolo.
Las reliquias fueron descubiertas durante excavaciones realizadas en la basílica de San Pedro en los años posteriores a la muerte del papa Pío XI, quien pidió ser sepultado en las grutas donde docenas de papas fueron enterrados, de acuerdo con el libro "Los oídos del Vaticano", escrito por el veterano corresponsal Bruno Bartoloni.
Durante las excavaciones los arqueólogos encontraron un monumento funerario con un féretro construido en honor a San Pedro y un grabado en griego en el que se leía "Pedro está aquí".
La investigadora en antigüedades griegas Margherita Guarducci, quien descifró el grabado siguió investigando y descubrió que uno de los trabajadores recibió los restos que se encontraron en el ataúd y los guardó en una caja de zapatos que depositó en una alacena.
Ella informó de sus hallazgos a Paulo VI quien después dijo que los argumentos de que los huesos pertenecían a San Pedro eran "convincentes".
Jerarcas jesuitas en el Vaticano y otros arqueólogos rechazan eso con vehemencia pero tiene pocas opciones.
"Ningún papa ha permitido jamás un estudio exhaustivo, en parte porque una maldición de mil años, autentificada en documentos apocalípticos y secretos, pesa sobre aquel que perturbe la paz de la tumba de San Pedro", escribió Bartoloni.
El periódico vaticano l'Osservatore Romano publicó extractos del libro el año pasado, lo que significa el visto bueno de la jerarquía católica a esa versión.DE AP
Los nueve fragmentos de hueso estaban dispuestos como anillos en un alhajero dentro de una caja de bronce que se colocó al lado del altar durante la misa con la que se conmemoró el fin de año de la fe cristiana.
Es la primera vez que las reliquias son exhibidas en público.
El papa Francisco oró frente a los fragmentos al principio del servicio dominical y después sostuvo la caja en sus manos durante varios minutos antes de la homilía.
Ningún papa había declarado definitivamente que los fragmentos óseos pertenecen al apóstol Pedro, aunque Paulo VI dijo en 1968 que los fragmentos hallados en la necrópolis bajo la basílica de San Pedro "fueron identificados en una forma que consideramos convincente".
Algunos arqueólogos ponen en duda esa afirmación.
Sin embargo, la semana pasada una alta autoridad vaticana, el arzobispo Rino Fisichella, dijo que carece de importancia si un día los arqueólogos descubren que los restos no son de San Pedro porque los cristianos han rezado ante su tumba durante dos milenios y continuarán haciéndolo.
Las reliquias fueron descubiertas durante excavaciones realizadas en la basílica de San Pedro en los años posteriores a la muerte del papa Pío XI, quien pidió ser sepultado en las grutas donde docenas de papas fueron enterrados, de acuerdo con el libro "Los oídos del Vaticano", escrito por el veterano corresponsal Bruno Bartoloni.
Durante las excavaciones los arqueólogos encontraron un monumento funerario con un féretro construido en honor a San Pedro y un grabado en griego en el que se leía "Pedro está aquí".
La investigadora en antigüedades griegas Margherita Guarducci, quien descifró el grabado siguió investigando y descubrió que uno de los trabajadores recibió los restos que se encontraron en el ataúd y los guardó en una caja de zapatos que depositó en una alacena.
Ella informó de sus hallazgos a Paulo VI quien después dijo que los argumentos de que los huesos pertenecían a San Pedro eran "convincentes".
Jerarcas jesuitas en el Vaticano y otros arqueólogos rechazan eso con vehemencia pero tiene pocas opciones.
"Ningún papa ha permitido jamás un estudio exhaustivo, en parte porque una maldición de mil años, autentificada en documentos apocalípticos y secretos, pesa sobre aquel que perturbe la paz de la tumba de San Pedro", escribió Bartoloni.
El periódico vaticano l'Osservatore Romano publicó extractos del libro el año pasado, lo que significa el visto bueno de la jerarquía católica a esa versión.DE AP
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