viernes, 3 de abril de 2015

RELIGIOSIDAD El sendero de la fe LA CIUDAD DE LA VEGA SE ESTÁ CONVIRTIENDO EN SEDE DEL TURISMO RELIGIOSO Y CULTURAL

  • La luz del mundo. Obra escultorica de la artista dominicana Iris Pérez, que simboliza la Santa Cruz plantada por Cristobal Colón en el Santo Cerro.
La Vega
La ciudad de La Vega atesora nuestra religiosidad. Fue la sede de la entrada de la fe cristiana al Nuevo Mundo. Esa riqueza religiosa y cultural ha perdurado a través de los siglos. Hoy, cuando solo quedan ruinas y recuerdos, es el “Sendero de la Fe” la ruta para acercarnos a nuestras raíces religiosas con mirada turística y cultural.
La ruta comienza en las ruinas de La Vega Vieja, la primera ciudad de América, destruida por un terremoto. Luego prosigue en el Santo Cerro, considerado “el primer Santuario de América”, donde en 1495 se colocó  la Santa Cruz, junto a la iglesia. Más adelante se encuentra, en su etapa culminante, el Museo Padre Fantino Falco, donde se tributa la memoria del misionero franciscano y, por último, en el centro de la ciudad, el Museo Sacro.
Este es el clúster turístico-cultural del “Sendero de la fe”, proyecto que lleva a cabo el Ministerio de Turismo, y que contempla, además, la construcción de museos y remozamiento de otras iglesias.
Según datos ofrecidos por el director de turismo en esa demarcación, Hilario Durán, el ministerio ha invertido más de 600 millones de pesos a nivel provincial y 200 millones de pesos en el trayecto que compone el “Sendero de la Fe”.
 “Con esto se está tratando de recrear, evocar  y  transmitir  la idea de que en La Vega empezó la Evangelización de América, del Nuevo Mundo” expresó el presidente del Instituto Vegano de Cultura, César Arturo Abréu.
  Resaltó, además, que en La Vega: “Tenemos una serie de primicias, los primeros bautizados del nuevo continente, la primera misa ofrecida por Padre las Casas, entre otras, es lo que se está tratando de lograr con el “Sendero de la Fe.”
Las ruinas de La Vega Vieja
Hoy solo quedan ruinas de una ciudad devastada por un terremoto en diciembre de 1562. Desde ahí, la luz radiante del sol penetra en los ladrillos de lo que un día fue fortaleza militar y lugar de sometimiento de los indios.
El nombre originario de la provincia se debe a la comparación hecha por Colón a su llegada a esta ciudad, que le recodó a una gran vega española, que significa verde llanura, y tomando de referencia, además, el santoral correspondiente al día, según la cultura ibérica, se denominó “Concepción de La Vega”, conforme referencias del fallecido historiador Francisco Torres Petitón, en su libro “Apuntes sobre La Vega desde la óptica de un historiador vegano”.
De acuerdo a los apuntes de Torres Petitón, esta fortaleza fue “el punto de partida de la villa de La Concepción, asiento de la primera fundación de oro en América y lugar donde se guardaba el tesoro del Rey de España, además de ser el punto de enlace en las costas Sur y Norte”.
El Santo Cerro
La ciudad de La Vega se divisa desde el pedazo de cielo que propone el Santo Cerro. Al llegar a la cima, se puede respirar un aire espiritual. El Santo Cerro considerado “el primer santuario de América”, donde se encuentran la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes y la Santa Cruz.
“Una noche, mientras buscaba donde refugiarse, Colón llegó donde es hoy el Santo Cerro, cuyo paisaje le embriagó de inmediato, y dijo: “en este lugar está Dios”. Al día siguiente, ordenó cortar un árbol de níspero para hacer una cruz de 14 pies de alto, y así, se plantó en La Vega la primera cruz del continente”, relata el historiador Abréu.
La importancia del cerro radica en la Santa Cruz, considerada  milagrosa, donde los devotos van a realizar ofrendas. La cruz original ya no se encuentra. Solo se conoce el lugar donde fue inicialmente plantada, denominado como “Santo Hoyo”, ubicado dentro de la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes.
La Cruz Simbólica
Una cruz de belleza extraordinaria, de casi 14 metros metros, desde su base hasta su tope, salta a la vista desde lejos. La artista dominicana Iris Pérez es la autora de tan detallada obra que adorna el Santo Cerro, en representación de la Santa Cruz plantada allí hace más de 500 años.
Cerámica modelada y esmaltada, metal, hormigón, piedra colerina, iluminación y resinas plásticas dan vida a la escultura que. según narra la artista: “Relata la vida de Jesús y la relación con su madre, desde la anunciación hasta la resurrección, continuando las visitas a los apóstoles, encuentro con María Magdalena, evangelización, ascensión y el encuentro con su padre que representa el amor divino. Siguiendo de forma descendente hasta llegar a nosotros en la cara que da al valle, su renacimiento y el legado de la oración al padre nuestro”.
Esta pieza fue inaugurada en  2012. La artista Iris Pérez  describe su experiencia como “un proceso espiritual y constructivo”. Su realización le tomó nueve meses: “Es impresionante ver cómo la gente se inca a orar en ella, como esta idea está materializada en un contacto con la fe de cada persona”.
 Actualmente, el paseo de los visitantes se realiza alrededor la cruz, a través de escalinatas para acceder a un encuentro más íntimo con la fe. Iris Pérez estudió en la Escuela Nacional de Artes Visuales de Santo Domingo, donde es profesora en la actualidad, y ha sido premiada por su labor docente. Graduada además como Licenciada en Artes Plásticas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Ha expuesto sus obras en bienales dentro y fuera del país.  Actualmente exhibe su exposición pictórica “Energía Vital”, en la Embajada de Francia, hasta el próximo 10 de abril.
Museo Padre Fantino
El padre Francisco Fantino Falco fue un sacerdote que dejó su legado en La Vega, a tal punto que es considerado un santo. Llegó procedente de Italia, en 1903, y residió en esta provincia dominicana  por más de 30 años.
En su honor, se construye un museo donde se exhibirán sus pertenencias: el hábito de monje franciscano, sus libros y objetos personales y de rezos, incluyendo las mandas, que eran diminutas piezas de oro que los devotos llevaban a la iglesia como agradecimiento. Era considerado milagroso, decían que tenía el don de la sanación. Y muchos han guardado, junto a sus testimonios, los milagros que se le atribuyen.  El objetivo del museo es resaltar su vida al servicio de los pobres.
 La concepción arquitectónica del Museo estuvo a cargo de los arquitectos  Luis Mieses, Ariosto Montisano y Ricky Abréu.
“Trabajamos en el concepto y la volumetría, resaltamos el altruismo del Padre Fantino en un manto blanco, que a la vez representa su pureza. También se incluyeron una serie de cuadros de color rojo y marrón, que aluden a su orden religiosa. Llevó una vida de sacrificio, y su admiración al pueblo vegano se ha simbolizado en un diseño arquitectónico”, expresó Abréu.
La corta vida del Padre Fantino transcurrió en la Era de Trujillo, donde la matanza de los haitianos en 1937 fue la causante de su muerte. Según César Abreu, el padre Fantino criaba niños haitianos, a los que le despojaron sin piedad alguna, y en su presencia degollaron en dicho año. Murió en el año 1939. El alcalde de la aldea italiana donde nació, vino personalmente a La Vega y donó, en su honor, un busto próximo al Santo Cerro.
Museo Sacro
La última parada es en el centro de la ciudad. Allí se encuentra el museo que guarda la riqueza socio-religiosa del país. Sus piezas que hoy se exhiben allí, son de un valor incalculable, por la trascendencia histórica que poseen.
El gestor principal del museo fue el fenecido obispo Monseñor Juan Antonio Flores Santana quien, conociendo la transcendencia histórica de La Vega, y su aporte a religiosidad, conservó celosamente piezas de incalculable valor. “Monseñor Flores era un visionario, sabía lo que hacía, él entendió que la transcendencia histórica-religiosa de La Vega tenía una primacía en América, porque aquí empezó todo”, consideró el también presidente del Instituto Duartiano de la provincia cibaeña.

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