La repentina muerte del emblemático escritor dominicano Pedro Peix ha causado gran pesar en la comunidad de artífices de las letras nacionales, quien con su particular estilo de vida se forjó con el tizne recio de una práctica literaria de las más aventajadas de Hispanoamérica.
Su último hálito lo dio ayer a la edad de 63 años, cuando el hado de la muerte apretó su corazón y se lo llevó de un infarto fulminante. Sus honras fúnebres serán realizadas en la Funeraria Blandino, de la Abraham Lincoln, este lunes a partir de las 10:00 de la mañana, hasta la 1:00 de la tarde y luego le darán el último adiós en el Cementerio Puerta del Cielo.Para Andrés L. Mateo, novelista, quien junto al poeta Tony Raful y el hoy fenecido produjeron el espacio televisivo “Peña de tres”, Pedro Peix “era un escritor de verdad”.
“Vale decir que fue un intelectual dedicado exclusivamente a la construcción de productos literarios. Era un artista, quizás en los términos más profundos y angustiosos que pueda existir”, dijo. Para el poeta Basilio Belliard, Pedro Peix representa una visión que desaparece del oficio literario, y desaparece un concepto de la responsabilidad del autor. ‘Peix aspiró a vivir como un perfecto intelectual y creó una leyenda de sí mismo, de un escritor alejado de los cenáculos intelectuales, de la vocinglería y del poder”, dijo.
Mientras, el novelista Roberto Marcallé manifestó que Peix deja una obra muy digna de ser tomada en cuenta. Fue un escritor peculiar y único, con sus actitudes y su forma de ser. Fue un autor original que escribió y forjó una obra, como he dicho, repleta de un universo, de una originalidad, que recogía las vicisitudes de un tiempo, la angustia y el sufrimiento de un tiempo, que muchas veces conciliaba con el propio entorno del escritor”, manifestó.
La poeta Angela Hernández refiere lo que hizo en unas anotaciones que asumió para este trabajo:
“Pedro Peix es un verdadero rebelde de las letras dominicanas, tanto en lo personal como en su crítica social. Pudo haber sido un político, pero el podría afirmar con Kipling que el mundo no es que esté mal hecho: es que está sin hacer. Podemos impacientarnos y pedirle un orden, pero es más deseable recrearlo”, anotó.
Para Miguel Phipps, Pedro Peix era un narrador que impuso un estilo de escritura único, cuyas características fundamentales fueron la brevedad y poesía latente. Peix prefirió las historias sencillas, los pequeños accidentes de lo cotidiano, los desencuentros amorosos comunes.
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