La aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y su compañero de fórmula, Tim Kaine, arrancaron hoy en Filadelfia la recta final de la campaña presidencial en busca del voto blanco trabajador, un día después del cierre de la convención de su partido.
Ambos subieron al escenario acompañados por sus respectivas parejas, el expresidente Bill Clinton, y la exsecretaria de Educación de Virginia Anne Holton, quienes les arroparon en su primer acto de campaña tras ser los nominados oficiales del Partido Demócrata para las elecciones del próximo noviembre.
Kaine, senador por Virginia, tomó primero la palabra haciendo referencia a sus orígenes humildes y al taller de su padre, donde aprendió los "valores del trabajo duro y la fe", así como en su año en Honduras trabajando con misioneros jesuitas.
El legislador insistió a los asistentes en que esos mismos valores son los que comparte con Clinton, ambos firmes convencidos de la importancia de servir a la ciudadanía.
"No se trata de un título, ni de dinero, ni de prestigio o popularidad, sino de servir a la gente. Medimos la importancia de las cosas que hacemos en función de cuánto podemos ayudar", aseguró el senador, de 58 años.
El candidato vicepresidencial no quiso finalizar sin antes arremeter contra su rival republicano, el magnate Donald Trump, cuya convención celebrada en Cleveland, dijo, "no fue más que un paseo por su mente", en vez de un cónclave político que aborde los problemas del país.
"Y la mente de Donald Trump es un sitio muy aterrador", ironizó.
Kaine calificó el encuentro conservador como "oscuro y negativo" en contraposición con la reunión celebrada en Filadelfia "cargada de optimismo", patriotismo y fe en los principios estadounidenses.
En su turno de palabra, Clinton prometió que en los cien primeros días de su Presidencia hará la "mayor inversión de puestos de trabajo bien pagados desde la Segunda Guerra Mundial" y creará empleos en la industria manufacturera, la energía limpia y el sector tecnológico.
"Vamos a prestar especial atención a las regiones que se han quedado atrás, a las comunidades devastadas por la adicción y a las regiones demacradas por el cierre de plantas", se comprometió la ex primera dama, interrumpida por las ovaciones del público y los gritos de "Hillary, Hillary".
Respecto a Trump y la convención en la que fue nominado, la ex secretaria de Estado coincidió con su compañero vicepresidencial.
"Parecía que estábamos hablando de dos países diferentes o, como algunas personas me han dicho, de dos planetas distintos", aseguró.
Por ello, Clinton reiteró hoy que los comicios de noviembre son cruciales, y no porque ella sea una de las aspirantes, sino por lo que se juega el país.
El lugar escogido por los demócratas para su primer mitin fue simbólico porque Pensilvania ha estado dominado por su partido desde 1992, pero ahora podría estar en peligro.
Según los analistas, su hegemonía en el estado podría peligrar por el mensaje de Donald Trump, que apela al votante blanco y trabajador del cinturón industrial de EE.UU., del que forman parte Pensilvania, Ohio y Michigan, entre otros estados cruciales para las elecciones de noviembre.
Es precisamente parte de ese cinturón el que durante este fin de semana Clinton y Kaine recorrerán en una pequeña gira de autobús que les llevará a atravesar Pensilvania y parte de Ohio, acompañados por sus parejas.
Clinton aceptó anoche en Filadelfia ser la próxima candidata de su partido a la Presidencia de EE.UU. con un alegato a la esperanza contra el miedo, y abanderando la fuerza de un país unido e incluyente frente a los esfuerzos para dividir de Trump.
La ex secretaria de Estado, ex senadora y ex primera dama dijo que anoche fue "un poco abrumador, pero emocionante", aunque aseguró ya estar lista para la intensa campaña presidencial que arranca hoy y que durará cien días.
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