La comunidad de El Convento, situada a unos 15 kilómetros de la ciudad, y habitada por familias de aquí y de otros puntos del país que han hecho de la agricultura su principal medio de sustento, hoy vive entre la nostalgia y la incertidumbre, tanto por la masiva presencia de haitianos indocumentados, como por el hecho de no saber de qué van a vivir sus habitantes después de que se prohibiera trabajar en Montellano, El Castillo y La Siberia, donde muchos de ellos echaban días.
Para Santa Taveras Abreu, nativa del Distrito Municipal de Tireo, en los cuatro años que lleva en El Convento dedicada a un pequeño negocio que tiene donde le dicen La Curva, este es el peor momento que le ha tocado vivir, puesto que la situación económica se ha tornado difícil en vista de que ya casi nadie le compra, por lo que está decidida, junto a su marido, a retornar a Tireo si no hay un cambio favorable.
“Hay muchos que se han ido para el pueblo, otros para Tireo y El Río. Tengo una casa allá en Tireo, si vemos que la situación está muy dura nos vamos también. Si vuelven y dan la loma es posible que esto se arregle, pero eso es difícil”, agregó.
Dijo que nativos de Constanza quedan pocos moradores en El Convento, que los que hay proceden de otros lugares.
En cuanto a la población haitiana en el lugar, manifestó que es superior a la dominicana. “Pero ahora mismo ellos buscan sus problemas (riñas entre sí), pero la poquita cosa que uno vende es por ellos, sino no hubiera a quién venderle”, significó.
Para Javier Rodríguez, un joven residente en El Convento, la gente está “uno comiéndose al otro”. Indicó que el gobierno tiene parte de la responsabilidad de que esa comunidad esté prácticamente ocupada por haitianos. “Los haitianos ni le quitan a nadie ni le dan a nadie. Ellos están aquí en El Convento, porque aquí se ganan el moro más fácil que en otro lado, pero si el gobierno no les da apoyo para que estén aquí, ellos tampoco vienen aquí”, agregó.
Explicó que indocumentados tienen cerca de un año que se instalaron en la zona, echando días en las parcelas a razón de RD$300 y RD$400, cosa que rechazan los dominicanos, que exigen a propietarios de plantaciones agrícolas la cantidad de RD$500 para echarles un día.
Más de 1,500 haitianos
Las opiniones de los lugareños son divergentes en lo relativo a la presencia haitiana en la zona, como la actitud de las autoridades de Migración y de Medio Ambiente respecto al problema. El agricultor Manuel Reynoso Lara, con más de 40 años residiendo en la comunidad, manifestó que los representantes de Medio Ambiente saben que en el trayecto comprendido entre El Cajón (colonia japonesa) y La Curva de El Convento, hay más de 1,500 haitianos, lo que lo hace suponer que en cuestión de dos años ya no quedaría un dominicano en la zona.
Las opiniones de los lugareños son divergentes en lo relativo a la presencia haitiana en la zona, como la actitud de las autoridades de Migración y de Medio Ambiente respecto al problema. El agricultor Manuel Reynoso Lara, con más de 40 años residiendo en la comunidad, manifestó que los representantes de Medio Ambiente saben que en el trayecto comprendido entre El Cajón (colonia japonesa) y La Curva de El Convento, hay más de 1,500 haitianos, lo que lo hace suponer que en cuestión de dos años ya no quedaría un dominicano en la zona.
Al igual que otros pobladores, Reynoso Lara se queja de la difícil situación que atraviesan los dominicanos, al no tener dónde ni con qué ganarse el pan de cada día, lo que hace sombrío el futuro de todos sus hijos.
CASTILLO TIENE 120 HAITIANOS ALOJADOS
Roberto Castillo Díaz (Castillito), oriundo de San José de Ocoa, después de mostrarse esquivo con los reporteros de LISTÍN DIARIO que lo abordaron para saber su opinión sobre la presencia haitiana en esa comunidad, de repente cambió de actitud y decidió hablar de la situación en general que viven y de su papel de arrendatario de viviendas tanto a haitianos como a dominicanos.
Roberto Castillo Díaz (Castillito), oriundo de San José de Ocoa, después de mostrarse esquivo con los reporteros de LISTÍN DIARIO que lo abordaron para saber su opinión sobre la presencia haitiana en esa comunidad, de repente cambió de actitud y decidió hablar de la situación en general que viven y de su papel de arrendatario de viviendas tanto a haitianos como a dominicanos.
Explicó que al producirse el desalojo de El Castillo, él tuvo la habilidad de comprar la madera de algunas de las casitas que fueron desalojadas por la acción de Medio Ambiente, y construir en La Curva de El Convento una serie de casitas que ahora alquila a los haitianos, porque no tiene otra cosa de la que agarrarse para sobrevivir.
“Yo soy de los que le alquilo a los haitianos, y mentira no hablo”, comenzó así su disertación, explicando por qué el haitiano viene aquí y echa el día a cuatrocientos pesos, mientras que los dominicanos mejor prefieren dedicarse al motoconcho. “Haitianos hay muchos, por lo menos en las casas que tengo viven 120, cuatro haitianos por habitación, yo tengo cincuenta habitaciones”, expresó con aire de franqueza, alegando que cobra mil pesos por cada habitación.FUENTE LISTIN DIARIO
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