La procesada por la muerte violenta del niño de ocho años Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, ha hecho uso de su derecho a la última palabra y ha dicho ante el jurado popular que debe decidir sobre su culpabilidad que pide "perdón" a "toda persona a la que haya podido hacer daño con mi acción".
"Pido perdón a todo el que se haya podido sentir mal por lo que yo hice y solo espero que Dios me perdone", ha trasladado entre lágrimas y sollozos, sentada en una silla ante la magistrada-presidenta del tribunal, Alejandra Dodero
La defensa de Ana Julia Quezada ha modificado este martes su escrito de defensa, por el que inicialmente solicita una pena de tres años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia grave, de forma que, subsidiariamente, ha pedido que se tenga en cuenta una posible condena más gravosa, de entre diez y 15 años, por un delito de homicidio recogido en el artículo 138.1 y 138.2 del Código Penal.
El letrado Esteban Hernández Thiel ha hecho entrega de su escrito definitivo al resto de partes una vez que se ha practicado toda la prueba, que ha finalizado con la reproducción de una carta remitida por la acusada al padre de Gabriel Cruz el 17 de abril de 2018, cuando llevaba ya un mes en prisión provisional por esta causa.
La defensa considera que concurren dos circunstancias atenuantes en la actuación de Ana Julia Quezada que rebajarían la pena impuesta y apunta a la atenuante de confesión, o alternativamente, confesión tardía de los hechos, así como a la atenuante de arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
Según el escrito de conclusiones definitivas presentado por la defensa, cuando la procesada dio muerte a Gabriel Cruz lo hizo bajo un "estado pasional que disminuía su capacidad de comprender y de controlar las consecuencias de sus actos, sin llegar a anularla".
Indica que le tapó la boca "para que no profiriera más insultos, apretándola con intención de que se callara" y que, después, se produjo un "intenso forcejeo, llegando a a pared Ana Julia, presa de la ira y sin medir las consecuencias de su acción".
"Continuó tapándole la boca y nariz, presionándole contra la pared, a pesar de la resistencia del menor, hasta percatarse de que Gabriel había dejado de respirar", añade.
La defensa señala que, al "darse cuenta de ello", fue "presa del pánico" y "quedó bloqueada e incapaz de asumir lo ocurrido", tras lo que dio sepultura al cuerpo del niño en la finca de Rodalquilar (Níjar, Almería) en la que se produjo el crimen el 27 de febrero de 2018.
"Incapaz de afrontar lo acontecido y sin saber cómo explicarlos a su pareja ante la repercusión mediática y al estar bajo los efectos de medicación ansiolítica, movida por el ánimo de evitar las consecuencias de sus actos, continuó ocultando lo acontecido hasta su detención", concluye el escrito entregado este martes a las partes en el que insiste en que la convivencia entre la acusada y Ángel Cruz "no siempre era aceptada de buen grado" por el menor.
También insiste en que el niño "cogió un hacha para jugar", en que Ana Julia Quezada le dijo que la "soltara pues era peligroso y podía hacerse daño" y en que le "insultó, negándose a darle el hacha", por lo que "intento quitársela, llegando a taparle la boca para que no profiriera más insultos".
En relación a la carta interesada por la defensa, la acusada se dirigía a su expareja sentimental para asegurarle que no tenía "excusas" para su comportamiento y que se vio "bloqueada" por el miedo. "Por un lamentable accidente te quité lo más grande", ha reproducido la letrada de Administración de Justicia en relación a la epístola, en la que Quezada niega que actuara de forma premeditada. "No pude sacar fuerzas para decirlo" y "me metí en una bola cada vez más grande", ha apuntado.
"Quiero pedir perdón a todos, a ti, a Patricia. Pido perdón de todo corazón y espero que algún día me perdonéis", finaliza la carta que remitió a los juzgados de Almería.
La fiscal ha solicitado prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada como autora de un delito de asesinato con alevosía pero ha descartado que actuase con ensañamiento al dar muerte al niño de ocho años Gabriel Cruz porque la prueba pericial de los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) no ha probado que aumentase de "forma inhumana el sufrimiento del menor".
"Es terrible, cruel, a mí, como fiscal, me estremece especialmente la falta de piedad de la procesada, que posiblemente no voy a ver en otro acusado, pero no se puede mantener que hubiese un aumento deliberado de dolor o que hubiese agonía", ha sostenido ante las siete mujeres y los dos hombres que deben emitir un veredicto para añadir que, si bien el niño "sufrió, claro que sufrió", no existe esa agravante.
La fiscal Elena Fernández, quien ha remarcado que no puede "hechos que no han quedado probados", ha desacreditado la pericial médica escuchada el lunes en sesión a puerta cerrada y aportada por la acusación particular a la causa y ha destacado el testimonio "contundente" de los peritos forenses del IML que describen "un acto único" al tiempo que habla de "una fuerza desproporcionada" al taparle la boca y la nariz, "de una forma tan brutal que le provoca la muerte por asfixia".
"Emiten una opinión únicamente, una interpretación errónea y, con todos los respetos, osada, que solamente se justifica por un absoluto desconocimiento de la medicina forense", ha dicho tajante al hacer referencia al informe pericial de parte, tras lo que ha instado al jurado a dar "credibilidad" a la versión de "los especialistas" sobre cómo quitó la vida Ana Julia Quezada a Gabriel Cruz.
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