Su rostro arrugado, su mirada perdida debido a la ceguera que lo mantiene preso de disfrutar de sus alrededores y su encorvada espalda que le duele constantemente, son los estragos de quien durante 28 años trabajó en los ingenios de caña bajo el candente sol caribeño y utilizó sus manos como instrumento.
Ese es Jesús Manzueta Gómez, que a sus 20 años comenzó a trabajar en los ingenios azucareros de cinco de la mañana hasta alrededor de las siete de la noche. Cada día debía caminar hasta su lugar de trabajo donde dejó su juventud y sus sueños.
En los ingenios dejó todo, hasta su vista, la cual perdió de un día para otro. "Yo llegué ese día con dolor de cabeza a la casa porque me había mojado y no veía bien, al otro día había perdido casi toda la vista", cuenta.
“Mire usted, ese es un trabajo para animales, eso de cultivar caña… picar caña, vagoniar caña, mire, licenciada, eso es un trabajo de animales. Eso destruye a uno que usted mientras llega a su casa no le da ganas de comer”, comentó a reporteros de Listín Diario durante un acto de premiación anual con motivo del Día Internacional de los Envejecientes, encabezado por el presidente Luis Abinader.
No vestía traje, ni llevaba zapatos formales, y por la edad y los problemas de salud mantenerse atento parecía ser un inconveniente, ya que estuvo la mayor parte de la actividad dormido en la silla donde fue sentado por la persona que le acompañó hasta el Palacio Nacional.
“No estoy muy bien no, me siento mal de la columna y del cerebro”, contestó al preguntarle cómo se sentía.
Jesús relata que desde que enviudó, hace cinco años, su situación empeoró, su dolor de espalda no le permite subir con facilidad a la cama y debe conformarse con dormir tirado en una colchoneta en el piso, lo que agrava su condición de salud.
Para poder alimentarse debe recurrir a la caridad de los vecinos y de unas personas evangélicas que construyeron una iglesia en un pedazo del terreno de su “casita”, ellos le proporcionan en ocasiones el desayuno y la comida, pero a la hora de la cena depende de cualquier buen samaritano que le regale algo para comprar un pan y un refresco.
Hace poco una trombosis casi le arrebata la vida. “Duré siete días sin hablar, ocho con la boca torcida, tres en intensivo y 22 días interno en el Marcelino Vélez” vicisitudes que pasó solo, ya que la única hija que tiene no puede acompañarlo en todo momento.
Al finalizar el acto, mientras Jesús narraba el proceso que ha vivido toda su vida y que aún lo atormenta, su rostro se iluminó, la conversación fue interrumpida por la primera dama Raquel Arbaje quien le prometió un casa y ayudarlo con lo que necesite.
“Ay Dios mío que privilegio, hablé con la primera dama”, dijo mientras sonreía de felicidad y agradecía a Dios porque ya no tendrá que vivir en condiciones paupérrimas, gracias a las promesas que Arbaje le hizo.
Durante el acto, el presidente Luis Abinader anunció que este mes de octubre será depositado el primer sueldo a los cañeros que por años han reclamado que se les pensione y que ya verán ese sueño hacerse realidad.
Reconocimiento
El presidente Luís Abinader encabezó el acto de premiación anual con motivo del Día Internacional de los Envejecientes, donde se reconoció la labor altruista de personalidades que trabajan a favor de ese sector de la población.
En la actividad fueron reconocidos el doctor Antonio Cruz Jiminián, en la categoría "Protector de la Persona Envejeciente" y la señora Rosa Aura Calderón Mena, distinguida como "Adulto Mayor del Año", por el trabajo realizado en su comunidad de Vallejuelo, en la provincia San Juan.
"Se inicia una etapa de cambio sostenido para mejorar su calidad de vida, con políticas de igualdad y programas establecidos bajo el principio de la equidad a grupos vulnerables; así como también, la Estrategia de Protección Social Integral de acceso a los servicios públicos por derechos no como favores, la inclusión laboral y productiva, y los mecanismos de ingresos para salir de la extrema pobreza", expresó el presidente.
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