El gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) inicia hoy una semana crucial, no solo para su unidad interna, sino para la participación exitosa en las elecciones presidenciales del 20 de mayo próximo.
La elección del candidato del PLD ha dejado de ser el principal tema de confl icto en el actual proceso, debido a que la mayoría de la dirigencia peledeísta parece estar de acuerdo en que el panorama ha quedado expresamente defi nido.
Por la candidatura presidencial corren en una batalla considerada desigual, los precandidatos Danilo Medina, en una cimera posición; José Tomás Pérez, Francisco Domínguez Brito y Radhamés Segura.
De la contienda, que se inició ofi cialmente el 10 de abril cuando el Comité Central del PLD aprobó a siete aspirantes, declinaron sucesivamente la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, el 25 de abril pasado, quitando presión y dinamismo al ambiente; el vicepresidente Rafael Alburquerque el 20 de mayo, quien de inmediato anunció su apoyo a Medina, y Franklin Almeyda, el 8 de este mes, dejando a sus seguidores en libre decisión.
No obstante, el camino se ha abierto para el fantasma de la confrontación al ser incluida en las elecciones internas la fi gura del plebiscito, donde los más de 2,200,000 sufragantes tendrán la oportunidad de decidir si extienden o no el mandato de la actual dirección por cinco años más.
Conflicto
El peligro que representa la celebración del plebiscito fue expuesto por primera vez a principios de mes por Almeyda, fundador del partido, quien pidió a la Comisión Nacional Electoral dejar sin efecto la decisión de mezclarlo con las elecciones internas del 26 de este mes.
El entonces precandidato presidencial consideró que la celebración de ambas actividades de manera conjunta podía deslucir a uno y otro evento.
“Esa decisión debe ser revisada por el Comité Político.
Cuando se propuso estuve de acuerdo, pero es evidente que esa propuesta estanca la movilidad de los mandos partidarios”, advirtió.
Pero quien más ha provocado la preocupación de la dirigencia es el precandidato Joser Tomás Pérez, quien el 29 de mayo expresó que el país requiere un nuevo PLD e hizo un llamado a las bases a votar masivamente por el “No” en el plebiscito porque la actual dirección del partido tiene ya más de doce años sin renovación en sus estamentos provinciales, municipales y medios.
“El PLD es un legado histórico al país del expresidente Juan Bosch que debe estar en constante renovación y fortalecimiento. Muchas de sus estructuras dirigenciales medias y altas están inoperantes y anquilosadas”, sostuvo el exsenador, quien el 12 de este mes insistió en que el “No” ganará por un amplio margen.
Otro dirigente fundador, Euclides Gutiérrez Félix, consideró estas declaraciones como una traición al partido, al entender que un proceso de renovación de la dirigencia en estas circustancias equivaldría a una derrota en las próximas elecciones, ya que las fuerzas de la organización se concentrarían principalmente en ese proceso.
Nuevo riesgo
Una situación que pocas veces había llamado la atención a la dirigencia del partido morado y la estrella amarilla es la cantidad de participantes en las votaciones del próximo domin- go. Esta variable ha tomado tanta dimensión, que los peledeístas están convencidos de que podría ser determinante para su triunfo o derrota en las elecciones presidenciales del 2012.
La principal difi cultad que plantean es lo poco atractivo para la masa peledeísta que ha resultado el actual proceso interno, luego de la declinación del presidente Leonel Fernández a optar por una nueva repostulación y el retiro de la precandidatura de su esposa Cedeño de Fernández, quedando casi sin adversario interno el candidato Danilo Medina A este fenómeno negativo se atribuye la organización de la asamblea nacional de motivación que encabezó el pasado miércoles el presidente Fernández.
Es evidente que al pasar de los días en el PLD se ha valorado que si no logra movilizar una signifi cativa cantidad de votantes el domingo, que supere a la obtenida por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en su convención del 6 de marzo, donde se reportó alrededor de un millón de personas, la población podría establecer comparaciones y crear una percepción negativa que se refl ejaría a la postre en contra del candidato peledeísta.
Esta semana, por tanto, será determinante para que Medina, Pérez, Domínguez Brito y Segura reviertan el fenómeno de inamovilidad que se percibe en un amplio segmento del PLD, para lo cual ya cuentan con el esfuerzo de último momento realizado por el líder de la organización horas antes de un viaje al exterior de que no regresará hasta que las urnas se hayan abierto.
OTROS PLEBISCITOS POR FANTASMA DE LA CRISIS
El PLD tiene como experiencia otros plebiscitos convocados para consultar directamente a las bases, principalmente después de crisis postelectorales. Tal fue el plebiscito del 29 de noviembre de 1998, en medio del pánico del que se hizo presa a la organización, tras la derrota que le propinó el PRD en las primeras elecciones congresionales y municipales divididas de las presidenciales, para cumplir con una de las reformas incorporadas a la Constitución en 1994. Esta situación se produjo siendo Fernández presidente de la República y a menos de dos años de las elecciones para elegir un nuevo mandatario. Fernández estaba inhabilitado, porque la Constitución también prohibía la reelección presidencial. Ese plebiscito dispuesto por el Comité Central, en medio del asomo de crisis interna, aprobó posponer el Sexto Congreso para analizar las causas de la derrota y renovar los cuadros dirigenciales para después de las elecciones de 2000, imponiéndose así el sector que se encontraba en el Palacio Nacional, incluyendo al secretario de la Presidencia para entonces, Danilo Medina, quien luego resultó electo como candidato. El sector que propugnaba que se celebraran antes de los comicios estuvo encabezado por Franklin Almeyda, José Tomás Pérez y Reynaldo Pared Pérez.
El plebiscito decidió elevar de 95 a 150 el número de miembros del Comité Central y aumentar de 11 a 16 los miembros del Comité Político También decidió la elección de un nuevo secretario general, en medio de un escenario de profundas diferencias.
Otro plebiscito fue convocado en medio de la crisis surgida tras las elecciones presidenciales de 1990 cuando Bosch fue derrotado por Joaquín Balaguer en unas cuestionadas elecciones, donde llamó a la desobediencia civil y desconoció los resultados ofrecidos por la Junta Central Electoral. El PLD se sumergió en una crisis interna y fue necesario convocar un plebiscito en marzo de 1991, previo a la celebración del IV Congreso Félix Servio Docoudray y Miguel Soto, donde las bases volvieron a otorgarle apoyo total a Bosch.
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