El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos pidieron que no se deporte a refugiados danos haitianos, ya que las condiciones de vida en su país son todavía muy precarias.
Los responsables de estos organismos, Antonio Guterres y Navi Pillay, enviaron una carta en ese sentido a los países miembros de la ONU en la que señalan que dieciocho meses después del terremoto que asoló Haití, alrededor de 680.000 personas están todavía desplazadas dentro del país viviendo en unos 1.000 campamentos de Puerto Príncipe y de otras zonas afectadas.
Además, entre los desplazados internos, unas 166.000 personas viven bajo el riesgo de ser desalojadas y un número todavía desconocido de afectados se hallan en el extranjero.
Según los datos de estos organismos, 170.000 desplazados internos viven en comunidades de acogida de las provincias, mientras que miles de familias residen en asentamientos improvisados sin acceso a los servicios básicos.
Cerca de 57.000 asentamientos temporales se han creado en Haití desde el terremoto para atender las necesidades inmediatas de unos 230.000 desplazados internos.
A pesar de las recientes elecciones y los esfuerzos de reconstrucción, el país no puede todavía asegurar la adecuada protección de los haitianos que retornen al país, especialmente de los grupos más vulnerables, como menores huérfanos, discapacitados, enfermos y víctimas de tráfico o abuso sexual, se explica en la carta.
Dada esta situación, ACNUR y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos urgen a renovar los permisos de residencia de los refugiados en el exterior u otros mecanismos que hayan permitido a los haitianos salir de su país.
Además, solicitan que se valore cada caso de manera individual y que se ponga especial consideración en las personas con necesidades especiales de protección y que eviten situaciones en las que la deportación conlleve separaciones familiares.
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