República Dominicana apuesta por una doble estrategia en educación que combina la enseñanza superior tradicional y la capacitación en ciclos cortos en tecnología e industrialización para impulsar su desarrollo.
Con la ayuda de otras naciones de mayor experiencia en áreas vitales para la transformación productiva, este país caribeño de diez millones de habitantes entiende que para progresar no solo necesita ingenieros, médicos o maestros, sino también profesionales capacitados en otras especialidades.
La respuesta a ese reto la ofrece en buena parte el Instituto Tecnológico de Las Américas (Itla), un organismo estatal con grado universitario que instruye en tecnología de punta en la "era del conocimiento".
"Los últimos estudios que tenemos indican que el 81 % de nuestros graduados tiene un empleo en la industria nacional", afirmó a Efe el rector del Itla, José Armando Tavárez, y destacó que los ingresos de estos graduados rondan los 750 dólares al mes, en una nación donde el salario mínimo no alcanza los 250.
Este instituto se basó en la experiencia de los "community college" de Estados Unidos y de países asiáticos como Taiwán y Corea del Sur para diseñar un currículo que capacita en redes de la información, software, mecatrónica, manufactura automatizada, multimedia e inglés, principalmente, carreras con una duración de entre los 24 y los 30 meses.
Así, el Itla, que ha graduado a unas 40.000 personas desde su fundación en 2000, suple de personal a empresas informáticas, a la manufactura, diseño, metalmecánica y a todas las telefónicas instaladas en el país.
Pero el gran aporte no es la calidad del centro, sino también su filosofía de abrir, a través de becas, sus aulas a jóvenes bachilleres de los estratos más humildes de la sociedad, de donde proviene casi la totalidad de sus graduados.
"De lo que se trata es de cumplir con el 'milagro social' que permita a un joven del lugar más remoto o del sector más pobre del país acceder a tecnología de punta de manera gratuita y con facilidades como la alimentación, el transporte y la residencia académica", explicó el rector.
Como ejemplo, mencionó el caso del estudiante Carlos Eves Astacio, quien ganó un premio nacional tras producir un material para impermeabilizar edificaciones a base de envases de variados tipos, proyecto por el que pronto recibirá su patente.
La propia institución académica fue galardonada recientemente con el "Gran Premio Nacional a la Calidad", el más alto reconocimiento a un ente gubernamental.
En el Itla, ubicado a 27 kilómetros al este de Santo Domingo, Einyer Castillo espera graduarse en multimedia para viajar a Miami (EE.UU.) y hacerse ingeniero en la materia.
"Un día estaba en mi barrio en San Pedro de Macorís (este) y escuché hablar del Itla; apliqué vía internet y aquí estoy aprendiendo muchísimas cosas, con deseos de graduarme y seguir mis estudios fuera del país, para regresar y aplicar mis conocimientos", explica este joven de 20 años, uno de los 280 alumnos residentes.
Enmanuel Martínez Reyes y Daniel Vargas son otros dos jóvenes que esperan superar las pruebas de mecatrónica para insertarse en el aparato productivo nacional.
"Aquí nos sentimos muy bien, muchas tareas; hay que fajarse (trabajar duro) para salir con buenas notas y aprender, pero sabemos que necesitamos hacerlo para lograr nuestras metas de seguir hacia adelante y ayudar a las familias", aseguran.
El instituto creó recientemente una escuela de cine y tiene previsto ampliar la biblioteca y construir un polideportivo. Además, imparte en 20 provincias del país cursos de introducción y manejo de ordenador e inglés.
"Este centro de estudios superiores está aportando, con la bendición de Dios, su granito de arena para que nuestros jóvenes demuestren la capacidad del talento dominicano. Es, verdaderamente, la mejor manera de que podamos tener 10 millones de personas educadas y bien formadas", explicó el académico.POR EFE
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