SABANA DEL REY, Sánchez Ramírez.- La biodiversidad de la zona de influencia donde opera la minera Barrick Pueblo Viejo ha estado en la mira de los dominicanos desde que recomenzó la explotación del oro, con la llegada al país de la multinacional en el 2006.
Desde entonces, es mucho lo que se ha dicho y escrito respecto a cómo impactan los trabajos mineros en el medio ambiente de la zona que bordea la industria minera.
Un recorrido que realizamos por varias comunidades del lugar nos permitió comprobar importantes y oportunos proyectos medioambientales y agroforestales que se desarrollan en beneficio de la naturaleza y el progreso de los habitantes de las provincias que circundan la minera.
Inducida o no por los reclamos de los conservacionistas, Barrick Pueblo Viejo, conjuntamente con las propias comunidades, está auspiciando un proyecto de manejo y conservación de los recursos naturales, que ya arroja resultados visibles en el crecimiento y la calidad del bosque.
La parte más importante se deja ver en la gran vegetación que pintan de verde a las provincias Sánchez Ramírez, Monseñor Nouel, Monte Plata y parte de la provincia Duarte (San Francisco de Macorís).
El provecho es también para muchos habitantes de esas zonas, pues más de cinco mil familias se benefician del proyecto de manera directa, 3 mil de ellas del componente agroforestal que conlleva.
Se siembran árboles forestales y frutales, con lo cual se garantiza el sustento a las familias de las comunidades y ayudan a prevenir riesgos de desertificación y erosión de toda esa zona, aumentando la cobertura boscosa en el país.
El crecimiento y sostenibilidad del bosque, el objetivo principal de la iniciativa, ayuda a la retención de agua para los ríos y otras fuentes del preciado líquido que conviven en toda la extensión de la demarcación comprendida en las provincias mencionadas.
Los campesinos, productores agroforestales involucrados directa e indirectamente en el proyecto, hablan muy optimistas y con satisfacción de los resultados que ya se ven para ellos y el medio ambiente.
Conversamos con varios de los comunitarios y la actitud escéptica y de rechazo que una vez tuvieron hoy la convirtieron en elogios hacia la gestión de responsabilidad social que lleva a cabo Barrick Pueblo Viejo.
José Miguel Acosta, coordinador del proyecto de Manejo y Conservación de los Recursos Naturales, y Pedro Ferreira, coordinador de la Federación de Agricultores de Zambrana- Chacuey, jubilosos, hablan con optimismo sobre el porvenir en materia de medio ambiente y producción.
Más de 100 kilómetros cuadrados de terreno, eso es diez veces la extensión del terreno donde opera la minera, están sembrados de árboles.
El proyecto abarca 22 municipios dentro de las provincias arriba citadas, pero impacta directamente en Sánchez Ramírez, Monseñor Nouel y Monte Plata.
Algunas actividades se extienden a la provincia Duarte, María Trinidad Sánchez y parte de Samaná.
La reforestación comercial conlleva aprovechar el árbol cuando éste está en edad productiva, lo cual se coordina a través del Ministerio de Medio Ambiente.
La reforestación de árboles permanentes queda para proteger los ríos y arroyos, bajo la vigilancia de comités creados para tales fines.
Participación internacional
El proyecto Manejo y Conservación de los Recursos Naturales de las Colinas Bajas, como se le denomina, es ejecutado por ENDA, una organización internacional que maneja temas de desarrollo y medio ambiente.
Los comunitarios, agrupados en una federación, junto a ENDA que trabaja en la ejecución, y Barrick Pueblo Viejo que ofrece los recursos, son tres factores que se combinan para el éxito del propósito.
Resultados económicos
Datos ofrecidos por la minera indican que el proyecto genera empleos directos y permite el desarrollo de pequeñas empresas, además de generar recursos por la venta de cultivos y plantaciones que realizan los comunitarios.
Ello ha logrado que en las comunidades involucradas se genere un dinamismo económico que mantiene a la gente contenta.
Proyecto pesquero
En la comunidad de Hatillo, Cotuí, existe un proyecto pesquero con estándares de alta calidad, en el que decenas de pescadores crían y venden peces para su sustento económico y el de sus familias.
Se trata de un viejo proyecto que en el camino enfrentó obstáculos y tropiezas, más el golpeo de la furia de fenómenos atmosféricos, que prácticamente lo hicieron sucumbir.
Sin embargo, la mano amiga de Barrick Pueblo Viejo les llegó en el momento oportuno y los pescadores han podido retomar con éxito la crianza y venta de peces.
Los vertebrados acuáticos son criados en jaulas flotantes en la presa de Hatillo, donde reciben alimento que les proporciona un crecimiento adecuado hasta que alcanzan el tamaño de ser comercializados.
Comerciantes de las comunidades cercanas y personas particulares se convierten en los principales clientes que adquieren el pescado.
El presidente de la Asociación Unión de Pescadores de Hatillo, Andrés Leonardo Romero (Jhonny), definió de “buen vecino” a Barrick Pueblo Viejo, al ponderar los aportes que la empresa les ha hecho.
“Hemos visto muchas cosas que ellos (Barrick Pueblo Viejo) han hecho para que los vecinos que viven al lado estén un poco mejor”, sostuvo Romero.
Funcionan 40 jaulas sobre las aguas de la presa de Hatillo y cada siete meses sale a la venta una producción del pez tilapia
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