haiti El ebanista Patrick Pierre no estaba ajeno al entorno. Era contagiado por la melodía del "kompa", la música popular de Haití y los discursos de los oradores que en el acto de cierre de campaña instaban a votar por "Sweet Micky", el nombre artístico de Michel Martelly, cantante y candidato presidencial. En un momento le asaltó la idea del inminente retorno del ex presidente Jean-Bertrand Aristide. Extrajo de su bolsillo una botella de cristal, lo llevó a la boca y tomó un trago de ron criollo. "No sé lo que va a ser cuando Aristide regrese, pero lo amo", dijo Pierre, uno de los no pocos haitianos desafiantes fanáticos de Martelly que mantienen su apego emocional, inconmovible, al ex sacerdote salesiano cuyo fulgurante liderazgo político emergió de entre sectores urbanos y rurales jamás tomados en cuenta por quienes deciden en el país más pobre del hemisferio occidental.
Aristide (Titid, en lengua criolla, como le llaman sus seguidores) fue elegido con una aplastante mayoría de votos, -67.5%,- en el año 1990. Siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la historia de su país. Él decidió también que René Préval sea su Primer Ministro.
La llegada al poder de un ex-sacerdote identificado con la teología de la liberación a la isla de Haití, la más cercana a Cuba, marcaba el comienzo del fracaso de la estrategia estadounidense para erradicar el comunismo en el Caribe.
Un paso adelante
Marie Laurence Lassague y Marjorie Michel, ministras de Comunicación y Cultura y de la Mujer, respectivamente, lo pensaron y decidieron antes que Pierre. Solicitaron y obtuvieron del presidente René Preval una licencia para lanzarse al proselitismo por calles y callejones de la Capital y las provincias al lado de la candidata presidencial Mirlande Hyppolite Manigat.
Militantes prominentes del feminismo, anunciaron sus propósitos de buscar el voto de las mujeres para Manigat, la primera mujer haitiana que ha estado tan cercana de llegar al poder a través de un proceso electoral.
Aristide ¿favorece a Manigat?
Los temores son generalizados entre la gente cercana a Martelly en el sentido de que la llegada de Aristide a Haitì incline la balanza en favor de su contendora, la ex primera dama Mirlande Hyppolite Manigat, una abogada constitucionalista, autora de varios libros, incluso de texto, catedrática y vicerrectora de la universidad Quisqueya.
Antes de que la mañana de este jueves en que retornó a su patria el ex sacerdote salesiano sus seguidores locales mantuvieron una actitud hostil contra los dos candidatos presidenciales, alimentada en gran medida porque a su partido Familia Lavalás no se le ha permitido participar en la primera ni en la segunda vuelta de las elecciones previstas para este domingo.
Una parte de los haitianos fundamenta su predicción de que Aristide llamaría en público o en privado a votar por Manigat por las diferencias en materia de formación académica con Martelly, quien debió tropezar en varios colegios que le expulsaron por mala conducta antes de obtener el bachillerato y sólo alcanzara un curso técnico sobre construcción cuando sus familiares le enviaran a estudiar a Estados Unidos.
Le vinculan a los Duvalier
Pero las razones que inclinan a otra parte de los haitianos a pensar que jamás apoyaría discreta ni abiertamente a Martelly son de mayor peso. Tienen sus orígenes en sus relaciones en el pasado lejano y cercano.
Martelly es tenido por muchos de sus compatriotas como un duvalierista que algunos seguidores de Aristide denominan un “Tonton Macoute”, la temida policía secreta de Francois Duvalier, padre de Jean-Claud Duvalier que le sucedió en el poder, a la que se le atribuyen numerosos crímenes.
El liderazgo de que goza Aristide dentro y fuera de Haitì se originó, precisamente, en sus denuncias contra la dictadura de los Duvalier.
Sacerdote que estudiara en República Dominicana, Aristide fue catapultado también gracias al apoyo de sus compañeros de la denominada petit eglisse (pequeña iglesia), integrada por la mayoría de sacerdotes de las parroquias y algunos obispos como el caso de monseñor Willy Romelús, obispo de Jérémie y presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia del Episcopado.
Martelly ¿un golpista contra Aristide?
La razón de mayor peso en el distanciamiento entre Martelly y Aristide habría sido alimentada por su supuesta participación en el proceso en que los ex militares duvalieristas Guy Filippe y Louis-Jodel Chamblain propiciaron para derrocar al entonces presidente constitucional.
Filippe encaminó su movimiento insurgente planificado antes en Repùblica Dominicana, donde residía, e iniciado desde los pueblos del Departamento del Norte de Haití hasta forzar el último golpe de Estado contra el ex sacerdote el 29 de febrero de 2004.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario