Bin Laden instruía a los miembros de al-Qaida y sus afiliados: ataques que causaran un gran número de víctimas, pero en su mayoría fueron golpes de menor escala. La información de espionaje más reciente incautada en el escondite de bin Laden ofrece un cuadro complicado del fugitivo, por un lado comprometido profundamente en la violenta misión de su vida, pero por el otro algo cansado y distraído. En el interior del recinto en la ciudad paquistaní de Abotabad, el líder extremista se mantuvo ocupado en confabulaciones, ensayando y grabando mensajes de propaganda, y enviando mensajeros a cibercafés remotos para que mandaran desde allí sus correos electrónicos guardados en memorias flash.
Para los agentes de Estados Unidos, la información hallada en la casa de bin Laden muestran que él estaba ocupado tratando de planear las operaciones de al-Qaida luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
A pesar de ello, bin Laden estaba desconectado de su organización en tiempo real, sin teléfonos ni internet en su escondite, y con sus seguidores bajo una cacería constante. Parecieran faltar los elementos esenciales de una función de mando y control desde Abotabad. Y para un hombre que trabajaba desde su casa, parecía haber muchas distracciones.
Los comandos especiales de Estados Unidos que le dieron muerte a él, a un hijo adulto y a otras dos personas el 2 de mayo encontraron 23 menores de edad y nueve mujeres (inclusive tres de sus esposas) en la casa de tres pisos, semioculta detrás de paredes manchadas.
Tan extraño como puede ser, pasó los últimos meses rodeado de decenas de niños, por lo que cualquier idea de tranquilidad doméstica es probablemente una exageración. Desde antes de que fuera terrorista, este hombre vivió con su familia sin aire acondicionado o un refrigerador bajo el calor sofocante.
También dejó que sus propias mascotas fueran usadas por sus combatientes en experimentos con gas venenoso, obligó a su familia a excavar zanjas y dormir en ellas al acampar en el desierto, de acuerdo con un hijo y otra esposa que colaboraron en el libro "Growing Up Bin Laden".
Hasta ahora, los servicios de espionaje que han hecho un análisis inicial de las 100 o más unidades de memoria y las cinco computadoras decomisadas durante la incursión en el complejo no han identificado objetivos específicos ni planes de próximos ataques.
Tampoco han hallado evidencia de que bin Laden haya sido capaz de coordinar los tiempos de los ataques por parte de los seguidores de al-Qaida en Pakistán, Yemen, Argelia, Irak y Somalia, ni de que haya estado detrás de un malogrado atentado contra un avión con destino a Detroit en la Navidad de 2009 o el casi exitoso ataque contra aviones de carga rumbo a Chicago y Filadelfia. De hecho, se desconoce exactamente qué más pudo bin Laden realizar por su yihad después de los atentados del 2001, que no fuera seguir vivo y esconderse durante casi una década. Eso en sí fue toda una hazaña, pero no logró repetir la cifra de muertos estadounidenses que quiso hasta el final.
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