Ayman al Zawahiri fue durante mucho tiempo el portavoz más prominente de al-Qaeda y mano derecha de Osama bin Laden. Muerto el líder, ahora ha sido nombrado el nuevo "emir" de la organización.
Pero además venía siendo una suerte de vocero y, tras Bin Laden, el rostro más reconocible de al-Qaeda. Ha aparecido en unos 40 videos y grabaciones de audio desde 2003, el más reciente en abril de 2011.
El corresponsal para asuntos diplomáticos de la BBC, Jonathan Marcus, señala que se trata de alguien conocido por su capacidad organizativa más que por su carisma. "En ese sentido, en al-Qaeda las cosas seguirán más o menos igual".
Sin embargo, según le dijo a la BBC Abdel Bari Atwan, autor de Una historia secreta de al-Qaeda, Al Zawahiri "tiene una actitud mucho más hostil con Occidente".
Además, lo considera el "responsable de impulsar que al-Qaeda se convirtiera en una red global. "Él convenció a Bin Laden de ir más allá de la estrategia inicial de expulsar a EE.UU. de Arabia Saudita y de enfrentarse a Israel y Occidente", dijo Abdel Bari Atwan a la BBC.
De familia respetable a joven radical
Nacido en El Cairo el 19 de junio de 1951, Al Zawahiri formó parte de una respetable familia de clase media, con tradición en el campo de la medicina y la universidad.
Su abuelo, Rabia al Zawahiri, fue el gran imán de al-Azhar, el centro académico más importante del mundo sunita. Uno de sus tíos fue el primer secretario general de la Liga Árabe.
Con su madre compartía temperamento y su amor por la literatura, según escribió en The New Yorker Lawrence Wright, autor del libro ganador del Pulitzer "La torre elevada" (sobre los ataques del 11 de septiembre).
Pero pronto se envolvió en el islamismo. A los 15 años fue detenido por formar parte de la Hermandad Musulmana de Egipto.
Participó en la fundación de la Yihad Islámica en 1973 y en 1981 se vio envuelto en el juicio por el asesinato del presidente Anwar Sadat, que indignó a los islamistas por firmar la paz con Israel.
Fue acusado de portar ilegalmente armas y pasó tres años en la cárcel. Según sus compañeros las torturas que sufrió lo convirtieron en violento y fanático.
Condenado a muerte
Condenado a muerte en ausencia por una corte militar egipcia por su responsabilidad en numerosos atentados, el Departamento de Estado está dispuesto a pagar hasta US$25 millones por información que conduzca directamente a su detención.
Durante años, los expertos creyeron que estaba en las montañas de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Pero también pensaban eso de Bin Laden y otros altos mandos insurgentes que resultaron estar en zonas urbanas.
En 2006, EE.UU. intentó matarlo en un bombardeo. Murieron otros miembros de su organización, pero no Al Zawahiri. Dos semanas después apareció advirtiendo al presidente de EE.UU., entonces George W. Bush, de que ni él "ni todos los poderes de la tierra" podrían acelerar su muerte ni por un segundo.
En julio de 2007, Al Zawahiri pidió a los musulmanes que se unieran a la yihad globlal. También delineó la estrategia de al-Qaeda. A corto plazo buscaba atacar los intereses de "cruzados y judíos" de EE.UU., sus aliados occidentales e Israel.
A largo plazo, se trataba de imponer regímenes islamistas, y usar Afganistán, Irak y Somalia como campos de entrenamiento.
El pasado 8 de junio, Al Zawahiri emitió su última declaración advirtiendo de que Bin Laden continuará aterrorizando a EE.UU. desde su tumba.
Objetivos occidentales
Se cree que Al Zawahiri viajó por el mundo durante los años '90 en la búsqueda de un santuario y fuentes de financiación.
En diciembre de 1996, pasó seis meses bajo custodia rusa tras ser detenido sin una visa válida en Chechenia.
De acuerdo con escritos que se atribuyen al propio Al Zawahiri, las autoridades rusas no lograron traducir los textos en árabe que encontraron en su computadora y pudo mantener su identidad en secreto.
En 1997, se trasladó a Afganistán, donde tenía su base Osama bin Laden. Un año después, la Yihad Islámica Egipcia se unió a cinco otros grupos islamistas, incluida al-Qaeda, y formaron el Frente Mundial Islámico para la Yihad contra Judíos y Cruzados.
Su primera proclama, incluida en una fatua (edicto religioso), autorizó el homicidio de ciudadanos estadounidenses. Seis meses después, en dos ataques simultáneos contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, mataron 223 personas.
Al Zawahiri fue una de las figuras cuyas conversaciones con teléfonos satelitales fueron usadas como prueba de que Bin Laden y al-Qaeda estaban detrás del complot.
Dos semanas después de los ataques, EE.UU. bombardeó los campos de entrenamiento de Afganistán. Al día siguiente, Al Zawahiri telefoneó a un periodista paquistaní:
"Dígale a EE.UU. que sus bombardeos, sus amenazas y sus agresiones no nos dan miedo. La guerra no ha hecho más que empezar".
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