Minou Tavárez Mirabal siente que a su padre, Manolo Tavárez, líder político y revolucionario, lo han matado tres veces. A 48 años de su fusilamiento, declara impotente, que este tipo de crimen, aparte de que no tiene sanción, en las familias nunca se cierran las heridas ni las fuerzas de la desgarradura.
La última conversación entre ellos fue por teléfono. Le decía que su tía, doña Dedé Mirabal, la pasaría a buscar para regresarla a Salcedo desde Santo Domingo. Se quedaría bajo su cuidado en caso de que a él le pasara algo.
Tavárez fue acribillado por militares el 21 de diciembre de 1963 junto a 28 guerrilleros en la montaña Las Manaclas, San José de las Matas, luego de sublevarse en reclamo de la vuelta a la constitucionalidad tras el golpe de Estado al presidente Juan Bosch. Minou tenía siete años de edad.
Su madre Minerva Mirabal, quien tres años antes había sido asesinada por la tiranía trujillista junto a sus hermanas Patria y María Teresa, se encargó de que a temprana edad aprendiera a leer y escribir.
En la casa de la abuela materna, doña Chea, trabajaba un señor a quien llamaban Genaro, de quien escuchó decir: “Qué pena con el difunto Manolo”.
Minou buscó lo que significa la palabra “difunto” en el diccionario y así comprobó por sí misma que su padre estaba muerto.
Salió corriendo y se escondió en el patio a llorar desconsolada. Ya a los 16 años, cuando estudiaba en Canadá vio en una revista fotos de cómo mataron a su padre. Por primera vez, dijo, se dio cuenta de que Manolo no murió en combate, sino que fue acribillado a tiros. Para ella esa fue la segunda muerte de su padre. Pero el verdadero luto lo sufrió el 25 de noviembre de 2000 cuando fueron desenterrados sus restos para llevarlos al museo de las hermanas Mirabal, en Conuco, Salcedo.
La suma de todo este dolor es para ella la tercera muerte de su padre. Todo lo anterior, relacionado a su progenitor, fue por referencias, memoria nubosa, historias no suyas, recuerdos prestados.
La tradicional amplia sonrisa de la actual diputada se ausenta cuando recuerda estos dolorosos momentos. En juego su blusa negra con su pelo azabache. Su mirada se perdía buscando los recuerdos de una hija que creció escuchando las versiones y leyendo cómo eliminaron a sus padres.
Un hombre que amó
Minou lo recuerda como un hombre que amó mucho, a ella, a su madre y a República Dominicana.
Minou lo recuerda como un hombre que amó mucho, a ella, a su madre y a República Dominicana.
Cuando salió de la cárcel el 26 de julio de 1961, tras la caída del dictador Rafael Trujillo, régimen que lo encerró por sus conspiraciones que movilizó gran juventud de la época, ella tenía cuatro años. La trajo a vivir a la capital, en el sector Gascue. Conversaban mucho, le cantaba y evocaba cómo enamoró a Minerva, entonándole canciones como “Muchacha de ojazos negros”. También, temas con crudezas, como respuesta a su curiosidad de las laceraciones en sus brazos.
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