lunes, 19 de diciembre de 2011

El hogar de ancianos San Francisco de Asís necesita de más ayuda


Abandonada. Amantina, de 78 años, forma parte del hogar de ancianos.                                                               Santo Domingo
Con 78 años, Amantina se deja retratar a gusto por el lente de Glauco Moquete, fotorreportero de LISTÍN DIARIO. No se amilana por el flash que ilumina su arrugado rostro. Más aún, sonríe y se coloca junto al árbol de Navidad para utilizarlo como escenografía.
“Déjame verla, déjame verlaÖ ¡si, salí bonita!”, exclama al ver la fotografía.
Doña Amantina fue abandonada hace dos años por sus familiares y es tan solo una de las tantas historias conmovedoras que se pueden contar del geriátrico San Francisco de Asís, el cual cuenta con una población de 300 internos, y que necesita de la caridad de las personas para poder subsistir.
“Aquí lo que recibimos es a todos los viejitos que no tienen nada, los más pobres, y necesitamos la ayuda de todos”, dijo Sor María, directora del hogar de ancianos.
Precisamente cuando esta monja hace referencia a que necesitan ayuda de todos, es porque hace alusión a los voluntarios y familiares, y lo dice porque no es solo el dinero, o la comida y utensilios que les podrían hacer falta, sino al cariño y al cuidado que para los internos es igual de importante.
El hogar es regenteado por 11 monjas de cinco nacionalidades, quienes se encargan de sacar adelante cada día este geriátrico. Solo una de ellas es dominicana. “Aquí somos españolas, peruanas, mexicanas, colombiana y una dominicana”, dijo la monja.
El gobierno se encarga de pagarles el personal de trabajo que incluye a conserjes, médicos y enfermeras, aunque no todo el personal de enfermería que labora en el hogar es pagado por el Estado. En la actualidad, ellas deben encargarse del pago de al menos 20 de estas profesionales.
Ante las precariedades con que cuenta el centro y sus 300 internos, la directora afirma como necesaria una mayor integración de la comunidad, debido a la simple realidad de que la juventud de hoy se convertirá en los ancianos de mañana.
¿Necesitan ayuda para las cenas navideñas? Y la respuesta no se hizo esperar: “Pos claro, aquí se necesita ayuda de todo, claro, aquí el que dice vamos a dar la cena de Navidad, pues estupendamente”, dijo Sor María, al preguntársele si necesitan ayuda para las fiestas navideñas.
 Al igual que doña Amantina, José Ramón Rosario presenta una historia digna de contar. Sufrió un derrame cerebral y él mismo lo define como: “una trombosis con desgaste físico”. Hace dos meses que llegó al centro y explica con nostalgia que la “alegría de la Navidad” es lo que más le gusta de la época.

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