El Gobierno de EE.UU. calificó hoy de "ataque terrorista" el atentado en su embajada en Ankara (Turquía), que causó dos muertos y varios heridos, y sostuvo que todavía desconoce quiénes son los responsables y los motivos.
La explosión, provocada presuntamente por un militante de ultraizquierda, "es por definición un acto de terror, se trata de un ataque terrorista", subrayó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
"Sin embargo, no sabemos en este momento quién es responsable ni las motivaciones detrás del ataque", agregó el portavoz del presidente de EE.UU., Barack Obama.
Según Carney, que condenó el ataque, EE.UU. está trabajando "estrechamente" con las autoridades de Turquía en la investigación del atentado.
"Turquía sigue siendo uno de nuestros aliados más fuertes en la región", indicó el portavoz.
Momentos antes, la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, dijo que se estaba "trabajando de cerca con la policía nacional turca para hacer una evaluación completa de los daños y las víctimas, y para comenzar una investigación".
El ataque, ocurrido sobre las 11.15 GMT, se produjo en el control de seguridad de la entrada trasera a la oficina diplomática, que da acceso a la sección consular.
El presunto terrorista, identificado como Ecevit Sanli, hizo estallar un artefacto que portaba, lo que ocasionó su muerte en el acto y la de un guardia de seguridad turco de 47 años.
El ministro de Interior turco, Muammer Güler, confirmó a la prensa que el atacante era miembro de "una organización de izquierda ilegal", habitual manera de referirse al Partido-Frente Revolucionario de Liberación Popular (DHKP/C).
En la explosión resultaron con lesiones de carácter leve otros dos guardias y una periodista que se encontraba en el lugar para pedir un visado estadounidense y que sufrió heridas graves y fue trasladada a un hospital de Ankara, aunque su vida no corre peligro.
Por su parte, el congresista republicano Ed Royce, que preside el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara baja de EE.UU., recordó que el atentado se produce cuatro meses después del registrado el 11 de septiembre en el consulado del país en Bengasi (Libia), donde murieron cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador.
"Este nuevo atentado suicida es otro duro recordatorio de la constante amenaza terrorista contra las instalaciones, personal e intereses estadounidenses en el extranjero", señaló en un comunicado.
"El hecho de que se produzca después de (el de) Bengasi subraya la necesidad de llevar a cabo una revisión integral de la seguridad en nuestros puestos diplomáticos", añadió Royce.DE EFE
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