Las niñas y adolescentes embarazadas y violadas sufren un daño emocional y una ruptura con su infancia que amerita atención multidisciplinaria por parte del Estado, planteó ayer la psicoterapeuta Emma Carolina Fernández.
Asimismo, advirtió que esas menores son víctimas de la doble moral de un sistema educativo que saben que a temprana edad están teniendo relaciones sexuales, pero cuando viene la consecuencia, un embarazo, las suelta y quedan en el desamparo. A su juicio, el desarrollo emocional de esas menores se trunca y eso evita que puedan trascender emocional y afectivamente. Se cree que porque se tenga menstruación se es una mujer, y no es así. La profesional de la conducta educativa planteó, además, que las niñas abusadas y embarazadas son víctima por lo general de un doble maltrato. Ellas no se aman ellas mismas lo suficiente y así tienen que recibir a un hijo, manifestó.
Como adultas. Esas menores tienen una irrupción en su sexualidad que las lleva a tomar roles de adultos, tienen niños a los que deben alimentar, bañar y cuidar, cuando lo que deberían estar es jugando con muñecas, consideró la especialista en educación. Fernández se refirió a la alta incidencia de niñas, adolescentes embarazadas y violadas que se reportan en el país y el daño que registran traspasa sus propios límites.
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