domingo, 27 de julio de 2014

Padres de nadie El último domingo de cada mes de julio en República Dominicana se celebra el Día de los Padres, por lo que hoy ellos nos hablan.

  • Área común. Luego de comer todos en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, se trasladan a un espacio en el que se recrean y conversan.
Santo Domingo
En un mundo perfecto, todos los padres celebrarían hoy su día llenos de felicidad. Lamentablemente, la realidad es otra. Recorriendo diversos lugares de Santo Domingo, reporteros de LISTÍN DIARIO encontraron las historias de hombres que destinaron la fuerza de su amor a hijos que lo echaron en sacos rotos, y con los recuerdos les visita una profunda tristeza.
En el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís conversamos con Ramón Rosario, a quien le sobreviven tres de sus 11 hijos. ¿Sus hijos son lo que usted esperaba? Niega, al mover la cabeza, y luego la baja. “No, mi hija. No sirven”.
La única hembra lleva una vida desordenada moralmente, uno de los dos varones es adicto a las drogas y el único en el que tenía sus esperanzas por ser un ciudadano de bien ydedicado a él se quedó sin piernas mientras trabajaba, dice.
“Lo único que me quedó fue entrar aquí, donde me tratan bien, me dan comida y medicina”.
El deseo de don Ramón para este Día de los Padres es que Dios conceda a sus hijos un mejor estilo de vida y que hereden las buenas enseñanzas que les inculcó cuando aún eran niños.
Ramón Lora tuvo 13 hijos, de los cuales solo una lo visita en muy pocas ocasiones porque vive en México. “Hago todo lo que ella me dice. Me dijo que viniera para acá y vine, porque todo lo que ella diga está bien para mí”.
Las razones que tiene el resto de su descendencia para mantenerlo en el abandono alega no saberlas. Él solo sabe que no lo visitan y ya él tampoco los espera. Dice que a pesar de haber sido cariñoso con ellos no respondieron a ese trato. Su único deseo es seguir vivo.
Una siembra sin cosecha
Julio Gómez tiene cinco hijos, pero solo las dos hembras, entiende, actúan como tales dentro de sus pocas posibilidades y a pesar de la lejanía, pues residen en La Vega y San Pedro de Macorís.
En tanto que califica a los tres varones como personas no ejemplares. Son irresponsables y se apartaron del camino que su progenitor les enseñó y ahora se dedican a los vicios. Por este motivo, don Julio debe recibir la ayuda del hogar de envejecientes Cruz Jiminian, donde diariamente recibe el pan de cada día.
“Me esforcé para darles alimento y les di cariño. Lo que recibo de parte de ellos son palabras de irrespeto y menosprecio, pero a Dios le pido para ellos toda la bendición”, confiesa.
Decisión propia
Pedro Ferreras destinó toda su juventud y adultez al trabajo. “Él fue mi familia, mi esposa e hijos, y por ello me tocó estar aquí”, confiesa, mientras escucha a sus compañeros en el área común para hombres.
CUIDADO INTEGRAL
Cuidado:
 El Hogar de Ancianos San Francisco de Asís pertenece a las aproximadamente 50 casas de acogida de personas envejecidas.
En la actualidad 260 ancianos reciben cuidado integral, que incluye comida, medicamento, asistencia médica e higiene, a fin de que su entorno sea lo más parecido al de un ambiente familiar.
Paternidad en saco roto
Cuando el paso del tiempo se acumula en nuestras vidas, las necesidades que nos visitaron durante los primeros años vuelven a ser prioridad. En otras palabras, al igual que un niño necesita del amor y cuidado de los padres, ellos también requieren para su salud emocional el afecto de los hijos.
En ese contexto Yvelisse Paulino, sicóloga del Hogar Estancia de Día Capotillo, dice que luego de los 60 las personas requieren de más afecto, principalmente por parte de los familiares directos, pues se vuelven más sensibles, porque se sienten inútiles e invisibles so- ciales, de aquí la importancia de darle la oportunidad de hacer actividades en conformidad a su estado físico y mental, para de esta manera ofrecerles un ciclo de vida íntegro.
La profesional lamenta que en el mundo actual los hijos resten importancia a convivir y dar cariño a sus progenitores durante su última etapa, que es cuando más los necesitan. “En este hogar estancia buscamos que se sientan bien, les damos afecto, a pesar de que sería más significativo para ellos recibir amor por parte de quienes ellos procrearon”.
Entre los casos que hay en el centro, resalta el de Patricio Manzueta, un señor no vidente, que además, padece Mal de Parkinson, enfermedad que le provoca fuertes dolores de cabeza y que por la falta de medicamentos, (a la estancia se le agotaron), debe soportar con la cabeza hacia arriba. Él cuenta que tiene dos hijos de los que esperaba que fueran “hechos y derechos” pero no fue así.
“Gracias a Dios no me dan golpes pero son rebeldes, me dicen malas palabras… aunque ahora están más suaves porque saben que me estoy muriendo. Yo creo que fui buen padre y nunca los maltraté”.
Mientras se ríe de ironía, brotan lágrimas que seca con sus manos para responder a la pregunta: ¿Cuál es su deseo para el Día de los Padres? Vivir. 
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MALTRATOS EN LA ÚLTIMA ETAPA 

El promedio de esperanza de vida para los hombres dominicanos es de un 71.05, según una publicación del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), en su página web, en la que su directora ejecutiva dice que no sólo se trata de añadir años a la vida, sino de sumar calidad de vida a esos años.
La entidad publicó que una encuesta hecha en 2010 a 600 personas mayores de 65 años de edad de subregiones del país, reveló que en un 79% de la población anciana ha recibido algún tipo de maltrato.

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