Una estudiante que estuvo detenida por presunta vinculación con la muerte del coronel Julián Suárez Cordero negó las declaraciones que le atribuye la Policía, que incriminan a su esposo y otros que guardan prisión por la supuesta participación en el crimen del oficial.
Suárez Cordero fue ultimado el 23 de abril del presente año de un disparo en la cara durante manifestaciones estudiantiles alrededor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
En una comunicación enviada a la Z101 por el Frente Estudiantil de Liberación Amín Abel (Felabel), Pamela Gerónimo Ercia, mediante una declaración jurada, dice que fue mantenida detenida por más de 48 horas, incomunicada, amenazada constantemente e interrogada sin la presencia de un abogado.
La joven estudiante de la UASD fue detenida el mismo 23 de abril del año en curso, luego que la Policía allanara su residencia en busca de su esposo, el también estudiante Héctor Eduardo Pichardo, por su presunta participación en la acción que cegó la vida al coronel Suárez Cordero.
Ésta fue sometida a interrogatorios en los que según la institución del orden identificó a cuatro miembros del Felabel, incluido su cónyuge.
“Hago la presente declaración bajo juramento a los fines de narrar lo acontecido antes, en el momento y después que fui detenida y como contribución a establecer toda la verdad sobre mi detención, que no se corresponde con la versión publicada por la Policía Nacional”, dice Pamela Gerónimo en su declaración jurada.
Afirma que estuvo en la UASD el pasado 23 de abril donde llegó junto a Pichardo, su esposo, pero que fue cuando ambos se habían retirado del campus universitario cuando se enteraron que un oficial de la policía había muerto en las inmediaciones de la universidad.
‘Ese mismo día en horas de la noche, alrededor de las 10:45, se tiró a la casa donde vivíamos un extenso contingente policial, y pude notar, entre el miedo y el asombro, que no se notaba la presencia de ningún fiscal a la vista. Los policías, de manera amenazante, me pidieron que abriera la puerta, y que de lo contrario la romperían, y yo como corresponde, les pregunté a quién buscaban, y me dijeron: ‘a su esposo’. Entonces les pregunté por el fiscal y por la orden de allanamiento en su contra”, sostiene Pamela Gerónimo Ercia.
Según la declarante, en ningún momento le fueron leídos sus derechos y que desde que entraron a su vivienda los agentes policiales los maltrataron física y verbalmente, pero indicó que no fue encontrado en la casa nada que los comprometiera.
Manifiesta que tras su apresamiento no se les permitió ningún tipo de contacto con algún familiar ni llamar a un abogado.
“Nos mantuvieron secuestrados por 72 horas. Es decir, que se nos violaron nuestros derechos. Se nos maltrató física y verbalmente, con golpes en la cabeza y otras partes, además de un sinnúmero de groserías e insultos”, expresa Pamela Gerónimo.
Indica que la interrogaron y, "repetidamente se me preguntó sobre un supuesto "revólver", del cual nunca he tenido ningún conocimiento. Yo no sé nada de armas” , dice Pamela haberle dicho a sus interrogadores, al mismo tiempo que rechazaba que Héctor Eduardo Pichardo usara armas.
La joven Pamela reconoce que le mostraron un video en el aparecían varias personas de espaldas y aparentemente encapuchadas, pero que no es cierto que haya señalado a Héctor Eduardo o haya reconocido alguna de ellas o que dijera cómo estaban vestidas, porque yo no estuve ahí.
Sostiene que a su esposo se le trató de “humillar y se le maltrató” sólo para que confesara algo de lo cual no sabía nada con relación a los hechos de la UASD.
“Se me violó, al igual que mi esposo, el plazo de las 48 horas para ser sometida a la Justicia, tiempo durante el cual recibí todo tipo de amenazas. Me decían, por ejemplo: ‘si no hablas te vamos a matar a golpes’; ‘si no dices bien lo que pasó te vamos a reventar la cabeza a palos’, repitiendo una y otra vez que “nadie se iba a enterar”.
Pamela Gerónimo externa que, producto de la presión y los golpes que le propinaron, lleva semanas sufriendo y tratando de recuperarse de los maltratos psicológicos.
“Todavía al día de hoy siento temor de lo que me pueda pasar. Temo tanto por mi vida, como por la de mi esposo, quien es inocente de todo lo que se le acusa y que en la actualidad está preso en la cárcel de La Victoria. Algunos policías decían que tenían que vengarse la muerte del coronel de la misma manera, que necesitaban por lo menos un muerto, que nos iban a matar y nos iban a tirar al mar”, relata Pamela Gerónimo.
Pamela se encuentra en libertad mientras su esposo guarda prisión en La Victoria, pero sostiene que aparte de que la maltrataron física y psicológicamente, la Policía la obligó a firmar documentos, que ni siquiera le permitieron leer, alegando que “no había tiempo para eso” y que “ese caso había que resolverlo rápido”, al referirse a la muerte del Coronel.
Estoy en plena disposición de desmentir el interrogatorio presentado por la Policía Nacional y que fue introducido como elemento en contra de su esposo, no es “verídico ni legítimo”, enfatizó la joven estudiante.
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