Se puede entender que ayer domingo las personas estuvieran desconectadas de noticias o informaciones de los organismos competentes, pero desde la noche de ayer, la mayoría de los programas de televisión y radio se han mantenido orientando a la población de que este lunes entrará al país el huracán Irene con viento de 120 kilómetros por horas.
Las informaciones de la ONAMET especifican que el centro del huracán entrará al país entre las 2:00 a 3:00 de la tarde, y se estima que las lluvias duren aproximadamente 24 horas.
Asimismo, todas las costas del país deben estar en alerta máxima para esperar el fenómeno atmosférico, sin embargo, la mayoría de la población en la Capital no está atendiendo a las recomendaciones de las instituciones que trabajan con las prevenciones de catástrofes.
Los moradores de los barrios a orilla del río Ozama, Guachapita, la Ciénaga, Los Guandules, la Cañita, El Timbeque, y otros sectores, no se inmutan ante el anuncio del huracán, ya que manifiestan que están acostumbrados a pasar situaciones de calamidades y que las autoridades sólo aparecen cuando hay elecciones a prometerle ayuda y después no regresan.
Dijeron que ellos amarran los enseres de sus hogares en el techo, como forma de evitar que cuando el río entre a las casas se lo lleve o lo destruya, y se van a lugares altos a orilla del río para salvar su vida.
Indicaron que esa es la forma de ellos pasar una tormenta o lluvias torrenciales que puedan acabar con su vida, pero que no esperan nada del Gobierno.
Aunque en horas de la noche del ayer domingo la brisa se ha incrementado conforme avanzan las horas y las olas del mar son más agitadas, la población que vive en la zona metropolitana de la capital está en las calles como si no pasara nada.
Reporteros de El Nuevo Diario realizaron un recorrido por distintos barrios de la Capital y de la zona oriental, que colmados, tiendas, farmacias, el transporte, y supermercados realizan sus labores de forma normal, y muchos de ellos, sin tomar medidas preventivas para evitar accidentes.
Se observó que algunas amas de casas se preocuparon en barrer el frente de su casa, para evitar los charcos de agua que se forman alrededor de su vivienda, y para que los filtrantes no se tapen.
La basura arropa las principales calles de la capital, y en tiempo de lluvias pueden agravar la situación, porque los filtrantes se tapan y también producen enfermedades a la población.
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