LONDRES — El grupo Wikileaks, opuesto a los secretos en la internet, informó el jueves que su archivo masivo de cables sin editar del Departamento de Estado de Estados Unidos fue expuesto por una violación de seguridad que fue achacado a su antiguo socio, el diario británico The Guardian.
En un comentario editorial de 1.600 palabras publicado en la Internet, WikiLeaks acusó al periodista de investigación del Guardian, David Leigh, de divulgar la clave de acceso necesaria para quebrar el código de archivos en su libro que él y otro periodista del Guardian, Luke Harding, publicaron a principios de este año.
WikiLeaks indicó que la divulgación puso en peligro "el trabajo cuidadoso" que estaba efectuando el grupo para redactar y publicar los cables.
"Las revoluciones y las reformas están en peligro de perderse pues los cables en borrador han sido difundidos a los contratistas de inteligencia y a los gobiernos antes de que lleguen al público", señaló WikiLeaks a través de un comunicado.
Leigh y el diario The Guardian negaron haber cometido alguna indiscreción, y la secuencia exacta de acontecimientos que es referida por WikiLeaks permaneció sumida en la confusión.
Se sabía desde hace ya algún tiempo que WikiLeaks perdió el control de la información de los cables incluso antes de que fueran publicados.
Una copia de esos documentos secretos se filtró al diario New York Times y a otros medios de prensa, incluida la Associated Press, en el otoño del 2010 y desde entonces se han recibido copias de la información de manera independiente del autoproclamado denunciante de la internet.
En comentarios a la AP, Leigh rechazo las acusaciones de WikiLeaks al calificarlas de "pérdida de tiempo sin sentido".
Leigh indicó que el mismo fundador de WikiLeaks, Julian Assange, le suministró la clave de acceso que necesitaba para acceder a los cables de la embajada de Estados Unidos desde un servidor en julio del 2010, pero que el mismo Assange le aseguró que el sitio expiraría en cuestión de horas.
"Lo que nosotros publicamos mucho después en nuestro libro era obsoleto y totalmente inofensivo. No divulgamos el URL (dirección web) donde se encontraban los archivos y en cualquier caso, Assange nos había dicho que el lugar ya no existiría", dijo Leigh.
El periodista del Guardian agregó que "no veo cómo alguien del público pueda acceder a ese tipo de archivo, de todos modos, a menos que algún empleado vigente o antiguo de WikiLeaks les informe donde se ubica ese archivo y cual es el nombre del documento", agregó.
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