Los imputados por el asesinato del exrector de la UASD, Mateo Aquino Febrillet, son conducidos fuertemente custodiados a la audiencia en que el juez del Sexto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, Rigoberto Sena, decidió fijar para el próximo 3 de abril la lectura del fallo sobre la solicitud de enviar a juicio a los acusados. SANTO DOMINGO. El Sexto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional fijó ayer para el próximo 3 de abril el dictamen sobre el caso que se sigue a Blas Peralta Peralta, Rafael Herrera Peña, Geraldo Félix Bautista Mena y Franklin Alejandro Venegas Rivas.
El fallo de apertura a juicio contra los imputados por la muerte a tiros del exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Mateo Aquino Febrillet, fue diferido para la 4:00 de la tarde de ese día.
La decisión se debió a que había muchos pedimentos que no pudieron ser conocidos en la audiencia preliminar.
La fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, reiteró que el crimen contra Febrillet no quedará impune, ya que hay demasiadas pruebas que sustentan la culpabilidad de los imputados.
Por su parte, la defensa del imputado Peralta, Francisco Taveras, dijo que el ministerio público no ha depositado en el tribunal la prueba de absorción (parafina) que se le practicó a su defendido, lo que a su juicio significa que éste no disparó al exrector de la Primada de América.
“Se trata de buscar el responsable de ese hecho. Los intereses que convergen aquí solo lo sabe Dios. ¿Por qué no buscar la verdad de quién fue el autor de haber disparado en contra de una gente tan querida como lo fue el señor Febrillet?”, afirmó Taveras.
Aseguró que ningún testigo ha podido demostrar que Peralta disparó.
“Solo son presunciones de la fiscalía”, agregó.
En tanto de que los abogados de los imputados se quejaron de que la fiscal, Reynoso, y los de los familiares de las víctimas se opusieran a que los medios de comunicación estuvieran presentes en la sala de audiencia.
José Parra, de la parte civil, admitió que le dijo al juez que podía permitir la presencia de los medios porque la defensa de los imputados quería que se escuchara su versión y que la misma debía hacerse cuando el ministerio público y la parte civil presentaran sus conclusiones.
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