Las causas del accidente aéreo que el pasado viernes causó 111 muertos en La Habana al estrellarse el vuelo DMJ-972 de Cubana de Aviación son aún una incógnita, mientras la atención se centra en arropar a las familias que ya han comenzado a enterrar a sus seres queridos, la mayoría en el este de la isla.
El único dato sobre la investigación del siniestro que se difundió hoy fue que los cuerpos del piloto y el copiloto del avión ya fueron identificados y se les practicó la autopsia, tal y como está establecido en los protocolos internacionales en caso de accidente.
Se trata de los restos del comandante Jorge Núñez y el primer oficial Miguel Ángel Arreola, ambos mexicanos y quienes pilotaban el Boeing 737 de la compañía Global Air de México arrendado por Cubana que el día 18 se estrelló en una zona de cultivos minutos después de despegar desde el aeropuerto habanero.
El director del Instituto de Medicina Legal cubano, Sergio Rabell, confirmó en una rueda de prensa la realización de las autopsias pero no aportó detalles sobre los resultados, pues forman parte del sumario reservado de la investigación oficial que realizan las autoridades cubanas.
Tampoco ha habido novedades sobre la segunda de las dos cajas negras, que los expertos buscan en la zona del desastre, ni sobre el contenido de la primera caja, la que graba los sonidos en la cabina de control del avión, recuperada en buen estado en las horas posteriores al accidente.
A los expertos del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba se les han sumado responsables de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) de México, país en el que está registrada la aerolínea propietaria del aparato accidentado, construido en 1979.DE EFE
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