SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Fue un 28 de Abril, hace 50 años, que la República Dominicana vio la entrada de millares de soldados estadounidenses en su territorio nacional… por segunda vez en su historia. Según la nación norteamericana se trataba de una intervención, pero los dominicanos utilizaron un nombre menos halagüeño para designar la presencia de estos de extranjeros armados: la llamaron invasión.
Pero es necesario conocer lo que sucedió años antes para comprender aquel hecho que pretendía privarnos de nuestra libertad como nación.
En 1963, dos años antes de la invasión de los Estados Unidos, el profesor Juan Bosch había sido nombrado presidente electo tras las primeras elecciones nacionales con carácter legítimo, luego de 31 años de dictadura trujillista. Tomó posesión de la presidencia el 27 de febrero del 63. Pero su mandato solo duró 7 meses.
El 25 de septiembre del mismo año, facciones conservadoras, todavía afines a la recién depuesta dictadura, dieron un golpe de estado al presidente Bosch, e instalaron en el poder un gobierno apoyado militarmente y que solo representaba los intereses de una minoría dominicana.
Distintos grupos de la sociedad dominicana en contra del golpe fueron uniendo sus fuerzas con el propósito de reponer a Juan Bosch en el poder. Entre estos, el Movimiento de Militares Constitucionalistas, fundado por el coronel Rafael Fernández Domínguez, e integrado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, fue el que jugó el papel principal en el inicio de la lucha anti golpista. Buscaban, ante todo, el respeto a la constitución como una forma legítima de restablecer la democracia dominicana.
El primer paso hacia este ideal lo darían las fuerzas militares constitucionalistas el día 26 de abril. No obstante, las cosas no sucedieron como se habían planificado, pues la feliz indiscreción de un civil vinculado a la política, José Francisco Peña Gómez, alteró el curso de las cosas.
A través de un programa radial y con todo el ímpetu de su carácter, Peña Gómez hizo un llamado a toda la población dominicana a lanzarse a las calles en apoyo al movimiento militar. Esto sucedió el día 24 de abril, dos días antes de lo pautado.
La población respondió masivamente al llamado radial y salió a las calles. El movimiento militar constitucionalista no estaba preparado para aquel día, pero no tuvo otra opción que la de adelantar el contragolpe y lanzarse también a la lucha para reponer el Gobierno Constitucional.
Los constitucionalistas repartieron armas a la población civil y marcharon al Palacio Nacional. Tomaron el poder y colocaron como presidente provisional a José Rafael Molina Ureña, quien asumiría funciones de presidente hasta que Juan Bosch retornara del exilio y retomara la presidencia de la república.
Al día siguiente, el 25 de abril, las fuerzas conservadoras dirigidas por el general Elías Wessin y Wessin respondieron a los revolucionarios con ataques militares mediante tanques de guerra y aviones bombarderos. Los constitucionalistas, sin embargo, lograron sostener sus posiciones en la capital y extendieron el conflicto al interior del país para asegurar un apoyo total de la población civil.
La situación se agravaba para la facción de los conservadores al no poder recuperar el control del gobierno. Buscaron el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para una mediación diplomática del conflicto, pero la acción no tuvo resultados positivos.
Todo indicaba el éxito de la toma del poder por los defensores de la constitución y aseguraba el retorno de Bosch a la presidencia.
Los conservadores, al no lograr contener a los rebeldes constitucionalistas, ni a la población que los apoyaba, pidieron ayuda a los norteamericanos para vencer en la creciente guerra civil.
La respuesta de los Estados Unidos fue inmediata. El 28 de abril del 1965, el entonces presidente de aquella nación, Lyndon B Johnson, autorizó la Operación Power Back, para entrar sobre suelo dominicano con un cuerpo militar de 20,000 soldados.
Según B Johnson, el motivo de la invasión estadounidense consistió en una medida de precaución ante el temor de la posible emersión de un gobierno comunista encabezado por el profesor Juan Bosch.
A la situación se unieron distintas naciones pertenecientes a la Organización de los Estados Americanos (OEA), buscando estabilizar la nación mediante acuerdos de paz. Pero las acciones diplomáticas no tuvieron éxito en su momento inicial.
El fuerte despliegue de fuerzas militares en nuestro país estaba supuesto a solucionar el conflicto con la mayor brevedad posible. Pero tampoco fue así. La invasión se extendió hasta septiembre del 1966, un año y 5 meses después de aquel 28 de abril. En el transcurso murieron más de 6,000 dominicanos, la mayoría civiles.
Aunque fueron muchas las vidas perdidas, República Dominicana quedó fortalecida como nación al tener hoy en su memoria el orgullo de haber defendido con sangre su propia democracia.
Sin embargo, hoy conmemoramos el 50 aniversario de aquel día, de aquella lucha contra aquella invasión, y aunque resulta inmaterial imaginar un pasado distinto, algunos todavía se preguntan ¿Qué hubiese sucedido si los Estados Unidos hubiesen respetado nuestro derecho soberano a resolver nuestros propios problemas?
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