Al llegar a Villas Agrícolas en la mañana del viernes, los trabajos de decenas de obreros, maestros de construcción e ingenieros brindaron un panorama de progreso, tras la explosión de la compañía de plásticos Polyplas, ocurrida el pasado 5 de diciembre del 2018.
El vaivén de los carros y motociclistas, la reapertura de negocios, las casas remodeladas y de recién reconstrucción, mostraban los avances de acondicionamiento que se han realizado en los alrededores de la zona afectada.
Mientras algunos moradores sonreían al caminar por las calles de este sector, otros se encontraban entre las cuatro paredes de sus viviendas, sumergidos en un ambiente nostálgico y triste por la realidad a la que todavía están sometidos tras este suceso.
Tal es el caso de la familia de Ana Luisa Mena, quien reside junto a dos hermanos de avanzada edad, en la calle respaldo 21 de este sector del Distrito Nacional.
Las paredes agrietadas en una de las habitaciones es la cicatriz que perdura luego de la desdicha. El cinc levantado en un rincón del techo es otro de los daños que hoy perturban su existencia, al desconocer cuándo las autoridades intervendrán su casa.
“Mis hermanos ya son muy viejos, tienen 70 y 62 años de edad, no es justo que, casi luego de dos meses, estemos en la misma situación”, se quejaba Mena mientras señalaba las condiciones en que quedó su vivienda.
A pocos metros de este hogar vive Heidy Cuevas, quien es madre de tres hijos. La puerta a medio caer de la entrada de su domicilio es el deterioro más visible al arribar a este humilde hogar.
Al percatarse del equipo de reporteros del LISTÍN DIARIO, sus primeras palabras fueron breves y contundentes. “Así no se puede vivir”, expresó rápidamente. “Tengo tres hijos pequeños y no tenemos seguridad desde aquel día”, dijo para concluir al momento que sujetaba la puerta.
Narra que luego de la explosión tuvo que irse a vivir por varias semanas junto a su suegra, hasta que la mano amiga de los vecinos “medio arreglaran su casa”, para retornar con sus hijos e iniciar la jornada habitual que llevaban.
“Fue difícil regresar, pero tuve que hacerlo aunque sin mis hijos, en un principio. No podía dejar la casa sola, los ladrones estaban en aquel tiempo a la espera de cualquier oportunidad, y todavía continúan así; por eso necesito que intervengan mi casa”, sostuvo.
Por otra parte, en la calle Félix Evaristo Mejía habita María Rodríguez, quien vive acompañada de su padre de 92 años. Al asomarse a la puerta y preguntársele por su situación, su voz comenzó a entrecortarse inmediatamente. Mientras hablaba sus ojos lagrimosos acompañaron sus palabras.
“Ya estoy agotada. No es justo. Me siento media incomoda viviendo en esta situación. Yo entiendo que hay otros casos que son prioritarios, pero necesito respuestas y ayuda real”, indicó la señora, quien vive en la zona desde hace 50 años.
Al abrir la puerta de su vivienda comenzó a señalar varias paredes agrietadas y el techo de su casa que con las ondas expansivas quedó totalmente desbaratado. Solo se perciben las hojas de cinc, pues el cielo raso que tenía ya no está. Así ocurrió con otros ajuares que tenía. Su televisión, equipo de música, cuadros, cristales y espejos se vieron totalmente afectados cuando ingresaron varios ‘blocks’ en su casa tras la detonación.
Reparaciones y remodelaciones
El maestro de obras y miembro de la junta de vecinos, Juan Félix Santana, informó que fueron reparadas y entregadas un total de 23 viviendas. Asimismo, indicó que en la primera semana de febrero serán entregadas las dos casas más afectadas, que están siendo reconstruidas.
“Nosotros teníamos la responsabilidad de acondicionar 25 casas. De ese total, solo faltan dos por entregar. Hay casos aislados que están llegando ahora, luego de casi dos meses, pero se van a intervenir de acuerdo a las posibilidades”, externó Félix.
El maestro señaló que un equipo de aproximadamente 80 obreros se encuentra laborando en las construcciones que se han realizado luego de la explosión.
Tragedia en Villas Agrícolas
La empresa Polyplas registró una explosión en sus instalaciones el miércoles cinco de diciembre, donde murieron ocho personas, dejó a cerca de 80 personas heridas y a decenas de familiares sin vivienda y una gran cantidad de negocios con daños materiales.
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