Los demócratas estadounidenses pretenden bajar la popularidad del presidente Donald Trump, a sabiendas que en el Senado no tienen la oportunidad de lograr su destitución.
Tras la peligrosa crisis en el sudoeste de Asía (Irán e Irak), que se incrementó luego del asesinato del líder de la Fuerza Quds, teniente general Qasem Soleimani, y del subcomandante, Abu Mahdi al-Muhandis, junto al reclamo de ambos países, sunitas y kurdos, que exigen a USA retirarse militarmente de sus territorios (aéreo y marítimo), el Senado dominado por la mayoría republicana, conoce la acusación prohijada por los demócratas de la Cámara de Representantes.
Es la tercera acusación en contra del presidente Trump, ya que en principio, desde que ganó las elecciones estadounidenses, lo acusaron de fraude electoral, con apoyo de los rusos y encaminaron el Rusiagate.
Utilizando herramientas institucionales, fueron al Tribunal de Virginia, con el Informe del Agente Cristhofer Steele, bajo el amparo de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA en inglés) con la manipulación de que el presidente Donald Trump era un agente de Vladimir Putin y traidor de los intereses USA.
El expediente fue cerrado y se demostró que no había nada que investigar ni motivo alguno para iniciar el Rusiagate, ya que en el Informe Horowitz se demostró que el empleado Cárter Page era un agente de la CÍA y reportaba al FBI, dejando fuera a Paul Manafort, jefe de campaña de Trump, vinculado a Rusia.
Pero, tras ese fracaso, Trump fue inmediatamente acusado, por medios de prensa, de fiestas y francachelas con trabajadoras sexuales (prostitutas) y la existencia de vídeos.
Una vulgar mentira, que el fiscal William Bar descalificó, a la comunidad de inteligencia que trató de hacer la trama, incluyendo al director de Inteligencia Nacional USA, James Clapper, quienes bajo juramento negaron esa vulgaridad.
Nueva trama
Ahora estamos frente a la trama del UCRANIAGATE en contra del presidente Trump. Se le acusa de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
La acusación se aprobó mecánicamente, en 15 minutos de sesión, presidida por la Comisión de Justicia y la Comisión de Inteligencia (Jerry Nadler y Adam Schiff).
Se ha utilizado una frase paradigmática “Quid pro quo”, que a la sazón significa: te doy ayuda militar y económica a cambio de información precisa que requiero.
En esto involucraron al candidato demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, alegando que el presidente Trump quería aprovecharse de su posición en el poder.
De otro lado, que obstruye la justicia, porque le pone veto a los documentos y funcionarios que no podrán testimoniar en el Senado, por razones de seguridad nacional (de USA).
Buscan bajar su popularidad
Desde nuestra perspectiva, analizamos que el Informe Horowitz ha debelado a las agencias de inteligencia de USA, que el presidente Donald Trump no ha obstaculizado a la justicia, ni ha abusado de su poder en el ejercicio de sus funciones, y que la trama o mentira con que se le acusa, es una manipulación para pretender bajar la popularidad del líder estadounidense en las elecciones de otoño (octubre 2020).
En cambio, el gran viraje que experimenta el mundo, la nuevas negociaciones frente a las guerras perpetuas y los grupos terroristas, han dado al Establishment Americano, una nueva estrategia, de redefinir la globalización rampante, de corregir la especulación financiera en crisis, bajo el anatema del “libre comercio’’.
Y es el presidente Donald Trump que tiene en su haber, luego del crucial ataque terrorista del 11 de Septiembre 2001, reconstruir la nación americana, bajo los postulados de los padres fundadores de USA, independizado del Reino de Inglaterra, dispuesto a dar la pelea, para procurar el bien común y el estado de bienestar social que prometieron Jefferson, Washington, J.Q . Adams, A. Lincoln, entre otros independentista norte americanos.
Impeachment de los demócratas
Una nueva arquitectura financiera, ya de seguridad mundial, son imperativos categóricos para la humanidad en el contexto de las Naciones Unidas y las cinco superpotencias mundiales que poseen armas nucleares letales y de seguridad.
El juicio al Presidente Trump es una fábula macabra que amenaza y desafía y que no contribuye al equilibrio mundial, deslizado en la antigua Persia con guerras interminables por el control de los combustibles fósiles.
Ahora bien, es difícil que esa maniobra perversa contra el presidente Trump logre su objetivo, pues para ello se necesita el voto de 67 senadores. Es decir, dos tercios de los miembros del Senado. El Partido Republicano cuenta con 53 senadores 53. Los demócrata, 45 demócratas y hay dos independientes, que habitualmente votan a favor de los demócratas.
Sin embargo, para que Trump sea destituido de su cargo, sus adversarios necesitan el apoyo de, al menos, 20 republicanos, algo que es sumamente difícil, por lo que estamos seguro que en ese show, el Presidente saldrá fortalecido.
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