La Puya, uno de los barrios más antiguos de Arroyo Hondo, ha sido testimonio de un «milagro». Ha pasado de ser un espacio temido por propios y extraños a convertirse en una comunidad que hoy presume tranquilidad.
Ubicado en la entrada del sector, junto al Parque Zoológico Nacional y a minutos del también reconocido barrio Cristo Rey, La Puya goza de ser un ejemplo de cómo la organización comunitaria y la determinación de sus moradores pueden transformar la convivencia.
Residentes que conversaron con el periódico Hoy, para la serie “Hoy en tu barrio”, coincidieron en que la delincuencia ha disminuido de manera significativa, con reducciones que superan el 75 %.
Basilio Lorenzo, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos de La Puya, recordó que hace unos años el panorama era muy distinto. “Aquí antes esto era insoportable, teníamos una pandemia con la delincuencia y vivíamos trancados, pero es un sector que se puede convivir ya”, afirmó.
Reconoció, sin embargo, que persisten problemas de basura en la parte baja de la barriada, particularmente en las zonas conocidas como La Gallera y El Aguacate.

“Aquí está mejor que en una iglesia católica y una iglesia evangélica. Aquí hay unos verdugos que dijeron directamente: ‘aquí no se va a robar’”, manifestó a este diario un vecino que prefirió el anonimato.
Francisco Montilla, presidente del Club Nuevo Horizonte, aseguró que los niveles de criminalidad han caído aún más.
“Sobre la delincuencia, ha bajado un 95 %, porque aquí han estado tranquilos y los mismos delincuentes han puesto de su parte para que el sector esté bien”, explicó.
La situación actual contrasta con los hechos que eran el pan de cada día, según sus residentes. En el año 2022, La Puya vivió un auge de la delincuencia, marcado por enfrentamientos constantes entre bandas rivales que se disputaban puntos de drogas en el sector.

Los residentes recordaron aquellos años como un período de miedo generalizado, con robos frecuentes, atracos y una presencia policial insuficiente para controlar la violencia.
Montilla destacó también que la recogida de basura funciona de manera regular, aunque pidió mayor apoyo para las actividades deportivas, especialmente en la cancha comunitaria que actualmente se encuentra en proceso de reparación.
Otro de los retos de la comunidad sigue siendo el acceso al agua potable. Según Lorenzo, existe un proyecto en coordinación con la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) que permitirá resolver la escasez. “Tenemos los aparatos aquí y los ingenieros, ya está en la mesa para que se realice”, señaló.
Gobierno dice baja criminalidad
Como cada semana, el Ministerio de Interior y Policía reportó el pasado lunes que la criminalidad sigue a la baja en el país.

Respecto a los homicidios, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, destacó la disminución sostenida de la tasa, que a la fecha está en tasa 8.08 por cada 100 mil habitantes, comparada con las cifras de 9.8, en 2024 y 12.04 en 2023, lo que refleja el permanente trabajo sistemático de la fuerza de tarea. Detalló que 25 demarcaciones están en un solo dígito y 9 en dos.
Sobre los robos, precisó que las denuncias han disminuido de 65,778 en 2024 a 56,333 con relación a la misma fecha de este año, y reiteró la importancia de la colaboración de la población en el proceso mediante sus denuncias.
«Hacemos un llamado a la ciudadanía para que reporte los robos a través de nuestras plataformas y estaciones de policía”, alentó la funcionaria.
La Puya
La Puya de Arroyo Hondo nació en la década de 1960, cuando familias de escasos recursos comenzaron a asentarse en los bordes de lo que era una zona verde y de cañadas al norte de la capital.

Con el paso de los años, el barrio fue creciendo de manera desorganizada, a la par que en sus alrededores se levantaban residenciales de clase media y alta. Hoy día, según las informaciones suministradas por el presidente de la Unión de Juntas de Vecinos, más de 20 mil personas residen en La Puya.
Durante mucho tiempo fue visto como un “enclave popular” dentro de un sector privilegiado, marcado por altos niveles de pobreza, viviendas improvisadas y problemas de delincuencia.
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Sin embargo, la fortaleza de sus juntas de vecinos, el rol de clubes deportivos y el esfuerzo de sus propios moradores han ido moldeando un barrio que, pese a sus carencias, ha logrado reinventarse.


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