sábado, 27 de noviembre de 2010

Tratamiento a esquizofrénicos en EE.UU. se ha vuelto un círculo vicioso de billones de dólares

Todo parecería que lo mejor y más fácil para tratar a los pacientes esquizofrénicos en Estados Unidos es medicarlos, encontrar un fármaco que lo estabilice entre el grupo de medicamentos de nueva generación que se promocionaron como la panacea de este problema de salud: se estabilizarían, se insertarían socialmente, encontrarían un hogar, trabajarían y pagarían impuesto.



Sin embargo, esto no ha ocurrido a pesar de los 16 billones de dólares (16 mil millones de dólares) anuales que gasta el gobierno de EE.UU. en medicamentos sólo para el paciente esquizofrénico, que representa el 1 porciento de la población general de ese país.

“Es tiempo de que se produzca un cambio en el paradigma y entender que proveer 16 billones de dolares al año en pastillitas no va a solucionar el problema del paciente mental”, si no que se requiere priorizar el aspecto psicosocial en estos pacientes, refirió en El Gobierno del Sábado de la Z101, el médico psiquiatra Manuel Montes de Ocoa, director psiquiátrico del Centro de Detenciones de West Palm Beach, en Miami, en donde los esquizofrénicos son el 30 porciento del total de pacientes.

Para el especialista, tratar a los esquizofrénicos en EE.UU. se ha vuelto un caos, con un estancamiento y deterioro progresivo del paciente con esa enfermedad. “No hemos hecho los esfuerzos para manejar la enfermedad de manera adecuada, nos hemos olvidado del aspecto psicosocial, nos hemos conformado con dar una pastillita”. Por eso se ve un gran número de recidiva de pacientes (reaparición de una enfermedad después de algún tiempo de padecida), descompensación (fracaso de los organismos de defensa para combatir una enfermedad) y hospitalizaciones que alcanzan ya niveles epidémicos.

Manuel Montes de Oca apela a la ética médica para que estos profesionales no se conformen con recetar una pastillita desde un escritorio, sino que se preocupen porque realmente estos pacientes puedan reinsertarse en la sociedad, aspecto que describió como el más difícil en el tratamiento, porque -como explicó- un paciente que comenzó a sufrir esquizofrenia a los 18 años y hoy tiene 40 años y logró encontrar un medicamento que lo estabilizó tiene unos 22 años de su vida perdidos, que no pudo realizar ninguna actividad productiva en términos económico y social, entonces está estable, pero no sabe qué hacer, por dónde comenzar.

“No es tratar agresivamente a todo el que está enfermo, es redefinir los criterios, es manejar apropiadamente, es referir al sitio apropiado, es encontrar un hogar para estas personas”, dijo Montes de Oca.

Inclusive, el especialista actualmente está investigando los efectos que pudieran tener ciertos medicamentos antidepresivos en pacientes con depresión leve, ansiedad, efectos del alcoholismo, que tras unos meses de medicados cometen actos reñidos con la ley y las normas sociales; y de ser pacientes psiquiátricos pasan a ser criminales.

“El exceso de serotonina, lo que suben los medicamentos antidepresivos, tienden a disminuir los niveles de dopamina. Entonces yo tengo que hacer algo como robar un banco para sentirme excitado, yo tengo que hacer algo que de cierta manera me estimule la dopamina, puede ser droga, una conducta inapropiada, relaciones sexuales, hacer cosas que nunca he hecho...”

El especialista explicó que existen dos formas de subir la serotonina: con medicamentos y haciendo actividades excitantes. “En Estados Unidos tenemos una masiva población con antidepresivos por síntomas leves que muchas veces no requieren medicamentos y asociado a ello aparecen casos reñidos con la ley”, explicó.

En ese sentido, recomienda a los médicos psiquiatras con pacientes con afecciones leves del ánimo, a adquirir un mayor conocimiento de psicofarmacología.

Dado casos como éstos, algunas familias han demandado empresas farmaceúticas en Estados Unidos, específicamente en cuatro casos, y las familias de las personas han recibido 700, 500, 400 y 250 millones de dólares en compensación, porque reportaron que sus parientes estaban actuando extrañamente tras el uso de un antidepresivo, y sus médicos hicieron caso omiso y le continuaron prescribiendo el medicamento, y en uno de esos casos un abuelo asesinó a su nieta y se quitó la vida.

Los pedigüeños están en todas partes

El médico dominicano resaltó que donde reside y trabaja, en West Palm Beach, una comunidad exclusiva de personas retiradas y de altos ingresos ubicada a una hora de Miami, Estados Unidos, también hay pedigüeños en las esquinas y semáforos, algunos que hasta se hacen los locos para pedir y recibir, al mismo tiempo, ayuda del gobierno: unos 800 dólares mensuales y limosnas en la calle. “Eso está erosionando los recursos para los pacientes reales”.

Dado el incremento de personas deambulando que muchas veces terminan violentando la tranquilidad de la ciudad, la policía local ha estado recogiendo a estas personas y llevándolos a diferentes centros de detención. Montes de Ocoa maneja uno de ellos, con unas 1,000 camas-pacientes, y con 3 millones de dólares anuales atiende a lo que calcula es el 50 porciento de personas en estas condiciones en Miami, mientras otros centros reciben hasta 30 millones de dólares al año.

Manuel Montes de Ocoa, se autodefine como un espadachín del buen manejo de los recursos económicos en su área, de modo que con bienes limitados pueda atenderse la mayor cantidad de pacientes, pero -ante todo- que los recursos vayan a quienes realmente lo necesitan, no a personas que se hacen los enfermos mentales para que el gobierno les pase un cheque y les de alojamiento, salud y comida en estos centros.

En este caso, considera que el médico que los atiende tiene que discriminar bien, si es o no enfermo mental, aunque siempre existe el temor de declarar sana a una persona que realmente necesita ayuda psiquiátrica o psicológica, porque cree que muchos casos de pacientes que son medicados pudieran resolverse en terapia psicológica, es decir, que tanto psiquiatras y psicólogos, en lugar de pelearse por los pacientes, deben ser aliados, referir uno al otro cuando el caso lo amerite.

El caso del 28

Manuel Montes de Ocoa dijo en el programa que recorrió varios hospitales en la actual visita que realiza al país, y que en el caso del hospital psiquiátrico Padre Billini, lo vió muy deteriorado. “Con dolor vi muchos problemas, mucha pobreza, fue un poco doloroso”. Sin embargo, resaltó que en su visita por hospitales psiquiátricos en países de la región de Latinoamérica y el Caribe, ha observado una situación muy similar.

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