lunes, 24 de octubre de 2016

EN EL ROBERT REID CABRAL Atraviesa estado delicado niña herida en riña provocó un muerto en Gualey “ESTE CALLEJÓN, YO HUBIESE QUERIDO QUE USTEDES LO VIERAN EL SÁBADO, ESTABA LLENO DE SANGRE, LLENO DE SANGRE”, RELATA UN VECINO

Santo Domingo
Se encuentra en un estado muy delicado la niña de diez años  que resultó herida de bala el mediodía del sábado en Gualey, supuestamente cuando dos hombres vinculados al micro trafico de drogas se enfrentaron por el control de un punto de narcóticos  cerca de la orilla del río Ozama, al norte de la capital dominicana.
 La bala le perforó el hígado, el páncreas y el vaso. “Tiene muchos órganos lesionados. La noche del sábado se le operó y su estado es muy delicado”, explicó el infectólogo Clemente Terrero, subdirector del hospital.
La niña regresaba del colmado con un refresco para acompañar la comida que preparaba su madre, justo cuando comenzó la balacera que terminó con la vida de Juan David Abreu Severino, a quien moradores del lugar señalan como un reconocido vendedor de drogas en la zona.
La balacera se produjo a escasos 20 metros de la vivienda de la niña, donde supuestamente opera el punto de drogas de la zona. “Ellos estaban fumando drogas y llegó un tipo armado que empezó a disparar”, explicaba ayer el hermanito de la niña herida, que tiene catorce años.
La Policía Nacional informó que sus primeros reportes apuntan a rencillas personales entre Abreu Severino, quien fue muerto, y quienes le agredieron. La versión de la institución habla de que el hecho ocurrió en horas de la noche, pero los residentes en el sector, y la familia de la niña herida, aseguran que fue pasado el mediodía.
“La Policía continúa con las pesquisas para dar con los autores del hecho y ponerlos a disposición del Ministerio Público, en tanto que el cadáver fue enviado al Instituto Nacional de Patología Forense para los fines legales correspondientes”, informó la Policía en un comunicado de prensa ayer.
Para llegar al lugar del enfrentamiento hay que tener algunas cosas muy claras: no se puede bajar siendo un desconocido, un punto coincidente entre los moradores de la parte alta; y segundo, hay que descender cerca de 200 metros en una pendiente lisa, sin escalones que faciliten el acceso.
Se llega con un guía, que en este caso es un motorista de Gualey recomendado por el mismo destacamento policía con la encomienda de no separarse de los reporteros en ningún momento del recorrido que duró poco más de cuarenta minutos.
“Lo que se vive aquí es la ley de la jungla”, asegura uno de los vecinos de la orilla del río, que se lanzó al suelo cuando comenzaron los disparos. Se refiere a que estos tipos de enfrentamientos pueden ser comunes en una barriada como esta y a que ellos solo tienen como opción resguardarse donde quiera que les tome la balacera.
“Este callejón, yo hubiese querido que ustedes lo vieran el sábado, estaba lleno de sangre, lleno de sangre”, relata el vecino que prefiere el anonimato por temor a represalias.

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