17 años después de la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, se producía el primer traspaso de mando entre el presidente entrante y el presidente saliente.
Ese 16 de agosto del 1978, luego de sus 12 años en el gobierno, Joaquín Balaguer le entregaba la banda presidencial a Antonio Guzmán Fernández del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) desde ahí empezaba una tradición que se mantendría hasta el 2016.
Antes de ese 1978, hay que buscar 100 años atrás, cuando se produjo la última transición de mando presidencial entre un candidato presidencial perdedor y el ganador. En 1878, el presidente Cesáreo Guillermo le entregó el poder a Ignacio María González.
Pero como en todas las costumbres, que se mantienen con el pasar de los años pueden llegar a su final, o encontrar en el camino curiosidades y eventos “fuera de lo común”, que se quedan en los libros catalogados como “hechos históricos”.
Una de ellas sucedió en el año 1982. El presidente Antonio Guzmán se suicidó en uno de los baños del Palacio Nacional y al día siguiente el entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Néstor Contín Aybar, juramentó al vicepresidente Jacobo Majluta para que culminara los 43 días que restaban de mandato constitucional .
Majluta había sido electo como senador, y el día del traspaso de mando como presidente del Senado, por lo que en condición de presidente de la Asamblea Nacional tuvo que juramentar a Salvador Jorge Blanco como presidente, y a Manuel Fernández Mármol como vicepresidente. Precisamente juramentaba a Jorge Blanco, quien le había ganado la nominación presidencial del partido blanco en un accidentado proceso.
Majluta venía de ser el presidente de la República, asumió como senador y presidente de la Asamblea Nacional, y por ello además de juramentarlo le correspondió realizar el traspaso de la banda Presidencial.
Otra situación que quedó en la memoria de los dominicanos fue la ocurrida en 1990.
Ese año, tras una larga espera de la escogencia del presidente de la Asamblea Nacional, Joaquín Balaguer, en un segundo mando consecutivo optó por juramentarse ante el presidente de la Suprema Corte, quién aún era Contín Aybar.
La tardanza se debió a los amarres y forcejeos para la elección del presidente del Senado, ya que el candidato de Balaguer era el senador Ricardo Barceló, de Hato Mayor, a quien José Osvaldo Leger, de San Cristóbal y quién también era candidato, se oponía, alegando que su elección daría mucho poder a José Hazim, prestante académico y hacendado del Este.
Leger un reformista que tenía el respaldo de los perredeístas, pero que, por esa misma razón, era visto con ojeriza por Balaguer, ataban cabos para lograr la presidencia de la cámara alta, lo que retardó en unos 40 minutos la elección.
Finalmente el ganador fue Carvajal Suero, de Elías Piña.
En el año 2016, Danilo Medina fue juramentado por Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado, pero en el salón de la Asamblea Nacional no estuvieron los legisladores de la oposición política dominicana.
Los opositores de los partidos Revolucionario Moderno (PRM), Reformista Social Cristiano (PRSC), Frente Amplio, y Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC) argumentaron que el acto de juramentación en la Asamblea Nacional fue el resultado “lamentable de un largo y sistemático proceso de violaciones a las leyes y la Constitución de la República y a los principios de equidad, transparencia e imparcialidad de la autoridad electoral”.
En este 2020, el presidente de turno Danilo Medina no participará de la juramentación de Lui Abinader y tampoco escuchará su discurso a la nación, como ha sido tradición en la democracia dominicana.
El ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, en una carta al Senado, señala como razón de su ausencia los protocolos de distanciamiento social obligados por la pandemia del coronavirus y que este sólo le entregará la banda Presidencial rompiendo así una tradición de 42 años.
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