El Papa ha cumplido en la segunda jornada de su visita a Irak con otro hito al convertirse en el primer Pontífice en celebrar en Bagdad una misa por el rito caldeo, a la que también ha acudido por sorpresa el presidente iraquí, Barham Salí, musulmán kurdo.
En la celebración, marcada por las estrictas medidas de seguridad ante la pandemia y en la que el número de fieles no llegaba a 200, el Papa ha hablado sobre la sabiduría y ha denunciado que "a menudo quien posee más medios puede adquirir más conocimientos y tener más oportunidades, mientras que el que tiene menos queda relegado". "Se trata de una desigualdad inaceptable, que hoy se ha ampliado", ha manifestado.
No obstante, ha dejado claro que si bien para el mundo, "quien posee poco es descartado y quien tiene más es privilegiado", para Dios, en cambio es lo contrario: "Quien tiene más poder es sometido a un examen riguroso, mientras que los últimos son los privilegiados de Dios".El Papa ha comenzado su segundo día en Irak con un viaje a Nayaf, donde tuvo lugar un encuentro con el ayatolá Al Sistani. Desde allí, se desplazó hasta Nasiriya donde se desarrolló el encuentro interreligioso en la llanura de Ur. Por la tarde, ha regresado Bagdad para presidir la misa en la catedral caldea San José de la capital iraquí.
Este domingo, el Papa viajará en avión a Erbil, capital del Kurdistán iraquí, donde será recibido en el Salón Vip Presidencial del Aeropuerto de Erbil por las autoridades religiosas y civiles de la región autónoma de Kurdistán iraquí. Este punto se erige como el último refugio de los cristianos en Irak, en la región autónoma del Kurdistán, que consiguió su independencia en 1991 tras la primera Guerra del Golfo, un lugar donde, de momento, son tolerados, aceptados y pueden exigir algunos derechos. En Erbil celebrará el evento más multitudinario del viaje con una misa para 10.000 personas en un estadio. Además de Erbil, el domingo visitará Mosul y Bajdida.
Los cristianos han sufrido especialmente la guerra en Irak. Quedan menos de 300.000 de los más de dos millones que había en tiempos de Sadam Huseín. Además, fueron objetivo prioritario del autoproclamado Estado Islámico que asesinó a miles de cristianos solo por el hecho de serlo. A causa de las numerosas persecuciones y amenazas de muerte a manos de los grupos musulmanes radicales, miles de familias cristianas escaparon de las ciudades de Basora, Bagdad y Mosul para refugiarse en Erbil y las zonas limítrofes.
Antes de que Estados Unidos invadiera Irak en 2003, había alrededor de 1,2 millones de cristianos en todo el país. Además de católicos caldeos, que representan el 75 por ciento de los cristianos iraquíes, están los asirios o nestorianos, seguidos de siriaco-ortodoxos, y, en menor número, armenios y protestantes.
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