Los depositantes retiraron sus ahorros, los inversionistas vendieron ampliamente sus acciones bancarias y el gobierno federal se apresuró a asegurarle a los estadounidenses el lunes que el sistema bancario tiene solidez, luego de que la quiebra de dos bancos desató temores de que otras instituciones bancarias pudiesen declararse en bancarrota.
El presidente Joe Biden insistió que el sistema está seguro después de que la segunda y tercera quiebra bancaria de mayor magnitud en la historia de Estados Unidos ocurrieron en un periodo de 48 horas. En respuesta a la crisis, los reguladores garantizaron que todos los depósitos en ambos bancos están a salvo y crearon un programa para arrojarle un salvavidas a otros bancos con el fin de protegerlos de una corrida bancaria.
“Sus depósitos estarán allí cuando los necesiten”, dijo Biden al público, tratando de transmitir calma. También señaló que los ejecutivos bancarios responsables de las quiebras serán obligados a rendir cuentas.
Por otro lado, la Reserva Federal anunció que examinará la forma en que supervisó al banco Silicon Valley.
“Necesitamos tener humildad y realizar una revisión cuidadosa y a fondo sobre la forma en que supervisamos y regulamos a esta firma, y qué deberíamos aprender a partir de esta experiencia”, dijo el vicepresidente de supervisión en el banco central, Michael Barr, el cual encabezará esa iniciativa.
Los reguladores cerraron el banco el viernes después de que los depositantes se apresuraron a retirar sus fondos todos a la vez. La única quiebra de mayor envergadura en la historia de la banca estadounidense fue la de Washington Mutual en 2008. Signature Bank, con sede en Nueva York, fue embargado por los reguladores el domingo por la noche, la tercera mayor quiebra de una institución financiera en la historia de Estados Unidos.
En ambos casos, el gobierno aceptó cubrir los depósitos, incluso los que superaban el límite de 250.000 dólares asegurado por el gobierno federal.
A pesar del mensaje de la Casa Blanca, los inversores se deshicieron en general de las acciones de los bancos. Las acciones del First Republic Bank cerraron con una caída superior al 60%, incluso después de que el banco dijera que iba a recibir financiación de emergencia de la Reserva Federal y dinero adicional de JPMorgan Chase.
Las acciones de KeyCorp y Comerica se desplomaron casi un tercio de su valor. Los títulos de conocidas franquicias como Charles Schwab, Fifth Third Bank, Truist y Huntington Bancshares cayeron todas en cifras de dos dígitos.
La venta masiva ocurrió en parte porque el país se despertó con un nuevo sistema bancario y los inversores tuvieron que percatarse de quiénes eran los ganadores y quiénes los perdedores, según los expertos bancarios.
No había garantías de que la ansiedad no se extendería. Los clientes de otros bancos con depósitos superiores al límite de 250.000 dólares seguían corriendo el riesgo de perder el acceso a su dinero durante algún tiempo.
El hecho de que el gobierno respaldara los depósitos en Silicon Valley Bank y en Signature Bank “no significa que vaya a cubrir a estos bancos más pequeños”, dijo Chris Caulfield, socio sénior de West Monroe.
Wesley Zheng, cofundador y director general de Posh Robotics, que trabaja en el desarrollo de baterías sostenibles, dijo que trasladará 4 millones de dólares del Silicon Valley Bank a JPMorgan Chase.
“No más bancos pequeños. Tenemos tantas otras cosas en las que estamos trabajando que no queremos estar preocupados por averiguar la gestión de riesgos de los bancos con los que trabajamos”, manifestó.
Además, las medidas del gobierno dejan entrever que respaldará todos los depósitos si con ello evita daños a la economía en general.
“Ahora todo está cubierto. Es un hecho. No importa lo especializado o aislado que esté tu banco, si hay riesgo de contagio, los reguladores han dejado claro que van a intervenir”, dijo Norbert Michel, experto en política bancaria del Instituto Cato. DE AP
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