La frontera. FOTO Ronny De la Rosa.
Dajabón. Cerrada y en calma, así amanece la frontera entre la República Dominicana (por Dajabón) y Haití la mañana de este martes, donde el intercambio comercial se redujo al mínimo.
El mercado binacional amanece fuera de servicio y los pocos nacionales haitianos que permanecen en la margen oriental de la verja, intentan vender sus mercancías.
Ante esta realidad, comerciantes dominicanos urgen una salida al conflicto, iniciado por la construcción unilateral por empresarios haitianos, de un canal que pretende desviar las aguas del río Dajabón (Masacre), para ser utilizados como regadío por el vecino país.
“Ah Dios, en más de un 70% han disminuido las ventas, nos está afectando bastante, estamos vendiendo solamente un 30% (en comparación con días normales). A mi lo que me gustaría es que se pongan de acuerdo ambos países, porque somos hermanos, somos vecinos”, indica José Miguel, un empresario dueño de una boutique ubicada a 60 metros del paso fronterizo.
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Lo mismo sienten los nacionales haitianos que viven de este lado, quienes han visto disminuir sus ingresos significativamente, durante los cinco días de fricciones que se vive entre ambas naciones.
Sin embargo, entienden que la construcción del canal es positivo para su país, pese a los acuerdos internacionales que llaman a respetar las aguas fronterizas.
“Si aquí legalmente lo han usado 11 veces (las aguas del río Masacre), de aquel lado es la primera vez que van a coger ¿tú entiendes?” indica Iventón, quien se gana la vida transportando personas de un lado a otro del borde.
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Aunque en la margen occidental los ánimos en ocasiones se caldean, del lado dominicano los haitianos que deciden permanecer en este territorio conviven pacíficamente y parecen ignorar incluso, las tensiones que se vive actualmente.
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