Una dieta rica en frutas y vegetales garantiza un suministro óptimo de vitamina C y, como es común escuchar de nuestros abuelos, un vaso de jugo de naranja recién exprimido resulta una opción ideal para lograr este cometido, pero ojo, no solamente la naranja es rica fuente de vitamina C en la dieta.
Frutas cítricas como la mandarina, toronja, el kiwi, la fresa y el melón, entre otras, también son buena fuente de este nutriente. Verduras de la familia de las coles, como el coliflor, brócoli y repollo; las de hoja, como acelga, espinaca y lechuga; y el tomate también tienen vitamina C.
La vitamina C es un antioxidante y juega un papel principal en mantener la salud del sistema inmunológico. Tiene otra función muy importante y es la de ayudar a que el cuerpo absorba el hierro de la comida, lo que es importante para la producción de células rojas en la sangre.
Los antioxidantes son sustancias que provienen de los alimentos e incluyen algunos nutrientes como el betacaroteno (una forma de vitamina A), vitaminas C, E y selenio, entre otros, que pueden prevenir o reparar el daño de las células del cuerpo y, de esta manera, protegernos frente a diferentes enfermedades y el envejecimiento.
El aporte diario recomendado de vitamina C varía de acuerdo con la edad, sexo, grupo de riesgo y puede variar según el país (entre 75mg y 100mg) por día. Se recomiendan cantidades superiores para las mujeres embarazadas y lactantes. Para más información sobre dosis recomendada no dude en contactar a su médico.
Se ha llegado a asociar un nivel bajo de vitamina C con una serie de trastornos cardiovasculares, como enfermedades cardiacas, hipertensión, derrames cerebrales y ateroesclerosis, así como algunos cánceres.
La vitamina C es esencial para el desarrollo y mantenimiento del organismo, por lo que su consumo es obligatorio para mantener una buena salud.
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