Al igual que unos once millones de indocumentados en EE.UU., los cubanos enfrentan ahora el riesgo de la deportación inmediata, la necesidad de una visa, la incertidumbre de calificar para el asilo político y, además, el desconocimiento de un sistema migratorio que los había privilegiado durante décadas.
Con el repentino anuncio el pasado 12 de enero, de la derogación de las preferencias migratorias para los cubanos que llegan de forma ilegal al país, sin visa o sin calificar para algún alivio humanitario, hecho por el presidente de EEUU, Barack Obama, los isleños quedaron sometidos a la misma pesadumbre que cualquier otro inmigrante.
"Los cubanos ahora están enfrentando un entorno migratorio complicado. Tal y como antes era muy generoso, ahora es todo lo contrario, que tiende más al control absoluto", expresó a Efe Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo del exilio Movimiento Democracia.El abogado cubano Wilfredo Allen explicó a Efe que lo que se eliminó para siempre "es el parole para aquellos cubanos que entraban de forma ilegal por la frontera o que tocaban tierra en balsa porque no hay razón para creer que (el presidente electo Donald) Trump lo va a traer otra vez".
Sánchez se quejó que hay mucha "desinformación y confusión" sobre la nueva directriz y denunció que, durante las entrevistas previas a permitir la entrada al país, agentes de Inmigración manipulan a los inmigrantes cubanos, algunos con sospechosas intenciones de extender sus visas más allá de lo permitido.
Sánchez puso como ejemplo la detención y envío a centros de inmigración en Florida de Aquilino Caraballo, de 67 años, y su esposa Georgina Hernández, de 64, que llegaron al país el viernes pasado, un día después de que el presidente Obama anunciara el cese de los privilegios.
Geidy Caraballo, hija de la pareja, dijo a Efe que la medida es un "golpe duro para todos los cubanos" y explicó que sus padres llegaron con visa de visitante al aeropuerto de Miami, pero fueron detenidos cuando expresaron su deseo de quedarse en el país.
Caraballo precisó que la detención los tomó por sorpresa al pensar que la medida solo afectaba a aquellos cubanos que llegaban en embarcaciones en busca de acogerse a la política de "pies secos, pies mojados", establecida en 1995.
Esa directriz, que quedó sin efecto, estaba cobijada bajo la Ley de Ajuste Cubano de 1966 (CAA, por su sigla en inglés) y permitía quedarse a aquellos inmigrantes cubanos que alcanzaban tierra, mientras repatriaba a Cuba a quienes eran interceptados en el mar.
Sin embargo, los efectos de los cambios son más amplios y buscan dar un trato "igualitario" a todos los inmigrantes, según explicó el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, al anunciarlos hace una semana.
Amparados en la CAA, los cubanos solían llegar a los puertos de entrada de EE.UU. y solicitar de inmediato una figura similar al "refugio", el cual estaba garantizado automáticamente mediante la expedición del "parole" (una especie de permiso temporal de residencia), que al año y un día los privilegiaba con una tarjeta de residencia, entre otros beneficios migratorios.
Según el gobierno estadounidense, estos "parole" se dispararon el año fiscal 2015 hasta beneficiar a 40.000 cubanos, y en 2016, que terminó el pasado 30 de septiembre, a unos 54.000, lo que ayudó a impulsar estos cambios.
No obstante, los cubanos que entren de forma legal podrán acogerse aún a los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano, que aún está vigente, ya que la única forma de derogarla o modificarla es a través del Congreso, y seguirán gozando también del Programa de Reunificación de Familias Cubanas y la lotería de visas para 20.000 cubanos al año.
Por otro lado, los cubanos quedaron ahora expuestos a la "deportación inmediata" cuando llegan ilegalmente a Estados Unidos y también, como cualquier inmigrante legal, corren riesgo de ser repatriados si permanecen en el país después de que expire su visa.
Cuba, según el Gobierno estadounidense, se comprometió a recibir a estos inmigrantes dentro de un periodo de cuatro años desde que dejan la isla hasta el inicio del proceso de repatriación en EE.UU.
Cubanos consultados en la Pequeña Habana, en Miami, señalaron que puede haber una reducción de la inmigración desde la isla, pero que ellos buscarán "darle la vuelta" a la medida, y documentarán con vídeos y fotos que son opositores al régimen, ya que la "candela es más fuerte" en la isla.
De igual forma, el Gobierno de EE.UU. continuará con las interceptaciones y deportaciones de balseros cubanos en el mar, que desde el anuncio del deshielo diplomático, en diciembre de 2014, se incrementaron hasta llegar a 7.411 durante el año fiscal 2016, y que ya ha alcanzado los 1.893 desde el 1 de octubre pasado.
En la víspera del fin del Gobierno de Obama, Sánchez manifestó que espera que el exilio cubano pueda reunirse en el futuro con el presidente Trump, quien no se ha pronunciado oficialmente al respecto, para discutir el tema migratorio de ambos países. DE EFE
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