SANTO DOMINGO La pena, la vergüenza y el temor, han hecho presa de Yanet Mendoza, quien tras el cuádruple crimen que cometió su hijo, Víctor Alexander Portorreal Mendoza, el 4 de este mes, se vio obligada a abandonar la residencia donde vivía en la calle Central del barrio 30 de Mayo de esta capital.
En el sector, muy pocos conocen a Víctor, pero por su excentricidad, muchos lo recuerdan.
A su madre, en cambio, todo el que habló la señala como una señora cristiana, buena vecina, muy callada, que vivía sola y siempre iba a su iglesia
La compasión por ella ante su situación fue evidente entre los vecinos que quisieron hablar sin ser identificados.
“Esa mujer es una santa, y él es un diabólico. Cuando él venía a visitarla ella no era muy afectiva con él, quizás por su forma de vestir, y como ella es evangélica…”, dijo uno de los entrevistados por HOY.
La mamá de Portorreal Mendoza, conocido también por los sobrenombres de “Greña” y /o “Chaman Chakra”, vivía primero en una casa ubicada en la calle Luperón del mismo sector, y luego se mudó a un apartamento de un edificio en la calle Central, muy cerca de la anterior.
Según vecinos, cuando la señora Mendoza desocupó la casa, su hijo se quedó viviendo allí con una mujer, y hace un tiempo se mudaron.
”El volvía a cada rato al barrio ver a su mamá en un motor Harley, y a veces con una careta puesta que tenía pintada una calavera”, dijo Julián Camilo.
Actuaba como un niño. Cuando lo arrestaron, cinco días después de cometer el horrendo crimen, Portorreal Mendoza “actuaba como un niño”, dijo Kelvin Gómez Alcántara, un miembro de la patrulla de la Policía que trabaja en el Sistema 9-1-1 y que participó en el operativo.
Reveló que temprano en la mañana del viernes 4 se recibió una llamada del barrio donde reside la mamá del victimario, diciendo que por allí había una persona extraña.
Dijo que el teniente coronel Acevedo y él llegaron primero a la dirección que indicaron, y vieron al victimario sentado en la acera frente a la casa de su mamá, con la cabeza para abajo.
“Eran las ocho y pico de la mañana, nos desmontamos del vehículo y le dijimos; tírate al suelo y pon las manos atrás, y él lo hizo sin poner resistencia”.
De acuerdo con Gómez Alcántara, el joven “estaba como ido, actuaba como un niño y nunca habló nada” durante el trayecto al destacamento de la Policía Nacional.
Pasó noche en cancha. De acuerdo con lugareños, Portorreal Mendoza había pasado la noche del jueves en una cancha que está a tres casa de la residencia de su madre, en la misma calle Central del referido sector.
En el sector, muy pocos conocen a Víctor, pero por su excentricidad, muchos lo recuerdan.
A su madre, en cambio, todo el que habló la señala como una señora cristiana, buena vecina, muy callada, que vivía sola y siempre iba a su iglesia
La compasión por ella ante su situación fue evidente entre los vecinos que quisieron hablar sin ser identificados.
“Esa mujer es una santa, y él es un diabólico. Cuando él venía a visitarla ella no era muy afectiva con él, quizás por su forma de vestir, y como ella es evangélica…”, dijo uno de los entrevistados por HOY.
La mamá de Portorreal Mendoza, conocido también por los sobrenombres de “Greña” y /o “Chaman Chakra”, vivía primero en una casa ubicada en la calle Luperón del mismo sector, y luego se mudó a un apartamento de un edificio en la calle Central, muy cerca de la anterior.
Según vecinos, cuando la señora Mendoza desocupó la casa, su hijo se quedó viviendo allí con una mujer, y hace un tiempo se mudaron.
”El volvía a cada rato al barrio ver a su mamá en un motor Harley, y a veces con una careta puesta que tenía pintada una calavera”, dijo Julián Camilo.
Actuaba como un niño. Cuando lo arrestaron, cinco días después de cometer el horrendo crimen, Portorreal Mendoza “actuaba como un niño”, dijo Kelvin Gómez Alcántara, un miembro de la patrulla de la Policía que trabaja en el Sistema 9-1-1 y que participó en el operativo.
Reveló que temprano en la mañana del viernes 4 se recibió una llamada del barrio donde reside la mamá del victimario, diciendo que por allí había una persona extraña.
Dijo que el teniente coronel Acevedo y él llegaron primero a la dirección que indicaron, y vieron al victimario sentado en la acera frente a la casa de su mamá, con la cabeza para abajo.
“Eran las ocho y pico de la mañana, nos desmontamos del vehículo y le dijimos; tírate al suelo y pon las manos atrás, y él lo hizo sin poner resistencia”.
De acuerdo con Gómez Alcántara, el joven “estaba como ido, actuaba como un niño y nunca habló nada” durante el trayecto al destacamento de la Policía Nacional.
Pasó noche en cancha. De acuerdo con lugareños, Portorreal Mendoza había pasado la noche del jueves en una cancha que está a tres casa de la residencia de su madre, en la misma calle Central del referido sector.
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