Radhamés Beliard, un pequeño ganadero y fabricante de sillas de guano, residente en la comunidad Zamba, de Santiago Rodríguez, cuenta con amargura que dos de sus reses murieron por falta de pastos y agua.
“Los animalitos se nos están muriendo por la falta de lluvias; tampoco se puede sembrar. Yo me la estoy bandeando fabricando sillas de palitos y guano”, explicó Beliard.
Juan Rodríguez, del paraje San José, dice que no ha podido sembrar una pequeña parcela de 15 tareas, porque la sequía no lo ha dejado. Hasta que el clima mejore, este hombre subsiste de la venta de helados en las calles del pueblo de Sabaneta.
Esa es la dramática realidad que encaran ganaderos, agricultores y habitantes de pueblos del Noroeste, debido a la prolongada sequía que los ha estado afectando desde mayo pasado.
Jorge Bernard, presidente de la Asociación de Ganaderos de Santiago Rodríguez, dijo al Listín Diario que el 2018 fue un año de sequía, lo que ha afectado enormemente la producción de leche y la agricultura de la zona.
Dijo septiembre, octubre y noviembre son meses de lluvias, pero que como no se registraron precipitaciones, no pudieron conservar reservas de agua y pastos para el inicio de la sequía.
Bernard expresó que al no llover durante casi todo el 2018, se terminó todo lo que tenían y que su preocupación aumenta porque se acerca la época dura cuando faltan las lluvias.
Para el ganadero, la sequía no solo afecta la alimentación de las vacas, sino que se refleja en la falta de agua, porque la mayoría de ríos, cañadas, lagunas y represas están secos, mientras los pozos tubulares han reducido su capacidad de almacenamiento. Bernard manifestó que están buscando alternativas para paliar la situación, pero que ya han muerto reses por falta de alimentos y agua.
Preocupación. La falta de pasto y agua para el ganado ya ha causado la muerte de muchas reses en la región noroestana.
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