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“Desde que llego aquí es con el estómago revuelto”, dice una de las empleadas del Ayuntamiento de Santo Domingo Este (ASDE) al quejarse del fuerte hedor que se desprende desde varios rincones de un parque de este municipio, debido al cúmulo de heces fecales y orina que son depositadas por decenas de indigentes.
Mientras barría los desechos sólidos que fueron arrojados al suelo, su compañera, que estaba justo a su lado, se quejaba del descuido que caracteriza a esta plaza, que antes servía de lugar de esparcimiento.
“Este parque está prácticamente abandonado. El vivo ejemplo de lo que digo es que aquí se celebraban cumpleaños, pero ya ni eso. Los indigentes se la pasan aquí en el día, tarde y noche, y la gente casi no lo visita por eso”, decía, mientras barría.
En ese instante eran las 12:00 del mediodía cuando los rayos del sol se depositaban de forma brusca sobre la piel de los transeúntes. En uno de los bancos del parque Arcoíris, ubicado en Los Mina, se encontraba “tumbado” un mendigo, a plena exposición solar.
El radiante sol no le afectaba, pues permaneció acostado por aproximadamente una hora en la misma posición. Al despertar se colocó de lado y, con mirada perdida, observaba a las personas que entraban y salían del lugar.
A pocos metros de su ubicación se encontraba dormitando otro indigente. Este prefirió esconderse del sol abrumador del día, y con una sábana a medio cubrir, permaneció recostado por casi media hora.
En el perímetro derecho, otro menesteroso estaba sentado en uno de los asientos. Su forma de mirar, de un lado a otro, indicó que estaba atento a lo que sucedía en su alrededor y, al percatarse de la cámara y la presencia de la prensa, se paró y abandonó rápidamente el espacio.
Mientras huía del área, otros dos le siguieron, sin tomar en sus manos las sábanas y cartones que le servían como cama. Allí dejaron abandonadas todas sus pertenencias a la vista de las mujeres de limpieza, quienes diariamente botan sus bienes.
Una residente del sector, Aracelis Montero, se quejó de la gran cantidad de mendigos que llegan y se adueñan de este centro de recreación.
“Aquí uno no puede ni sentarse tranquilamente, porque ya ellos se han adueñado de todo esto; nuestra comunidad necesita que se haga algo para sacar a estos indigentes de aquí”, comentó Montero
Durante un recorrido los días 29, 30 y 31 de enero se pudo comprobar que en esta plaza continúan habitando decenas de indigentes durante todo el transcurso del día. Algunos llegan cuando comienza a caer la noche para dormir hasta el amanecer, otros, sin embargo, llegan en horas de la mañana y tarde.
Los trapos encima del techo de la garita, los cartones y sábanas en el piso y sobre la grama, así como una gran cantidad de basura reflejan un estado de abandono, producto al comportamiento de estas personas y de ciudadanos que irrespetan el medioambiente.
Moradores del sector se quejaron de la ausencia de políticas públicas por parte del Gobierno en torno a estas personas que se encuentran sin un techo para vivir. Mientras que responsabilizaron a la alcaldía de este municipio por la ausencia de medidas para evitar que mendigos y delincuentes se adueñen de estos espacios públicos.
Durante el inicio de esta semana autoridades del ASDE prometieron intervenir este parque, sin embargo, aún permanece sin actuar como habían establecido.
AUSENCIA DE POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL PAÍS
El país no cuenta con programas ni hogares de paso nocturnos que acojan u ofrezcan refugio para que personas jóvenes y adultas indigentes que por distintas razones viven en las calles, puedan pasar la noche y/o alimentarse.
El país no cuenta con programas ni hogares de paso nocturnos que acojan u ofrezcan refugio para que personas jóvenes y adultas indigentes que por distintas razones viven en las calles, puedan pasar la noche y/o alimentarse.
Las excepciones están recogidas en programas específicos dirigidos a la acogida de niños y envejecientes en condiciones de abandono, así como a mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, a pacientes mentales, u otras poblaciones especiales.
Eso hace que cada vez sea más común encontrarse en espacios públicos, a personas durmiendo a la intemperie, mendigando centavos o apelando a la caridad pública para alimentarse.
Una revisión a las principales políticas sociales del gobierno permite determinar que, contrario como ocurre en algunos países, República Dominicana no tiene casas de acogida, refugios u hogares de paso nocturnos ni de alimentación para ese tipo de población indigente, con edades fuera de los extremos de la vida y que no presenta discapacidad de salud mental.
Aunque el Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales del Gobierno que se dirige a través de la Vicepresidencia de la República tiene diversos programas de apoyo y protección a las familias en pobreza, en los mismos no se incluye a ese tipo de población y servicios.
Progresando con Solidaridad (Prosoli) es un programa de protección social que combina transferencias monetarias condicionadas (TMC), creación de capacidades, acompañamiento sociofamiliar y la vinculación a los servicios sociales que ofrecen el Estado y la sociedad civil.
El mismo trabaja con el desarrollo integral de las familias en pobreza, con subsidios y transferencias condicionadas, a cambio de que cumplan corresponsabilidades en salud, educación y capacitación técnica de sus miembros.
Otro programa de acogida se desarrolla a través del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), pero va dirigido a personas mayores de 60 años.
Todo sigue igual. Un fuerte hedor pestilente se desprende desde diferentes lados de los parques establecidos en el municipio Santo Domingo Este, debido al cúmulo de heces fecales y orina que son descargados por decenas de indigentes que usan esos centros como refugio.
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