“Ya tenemos casa propia y debemos darle gracias a Dios, porque ya nuestros hijos tienen donde vivir. Felicidades mi amor, te amo, eres una campeona, una luchadora”. Estas son las palabras con las que Joel de los Santos le informa a su esposa Anabel, quien está en estado vegetativo, que ya se mudaron a su nuevo hogar.
Al recibir su casa, Joel lloraba desconsolado, pero esta vez de felicidad. “Yo ni sé lo que siento, es como un conjunto de emociones, estoy tan feliz y agradecido”, logra decir sin contener el llanto.
El joven que solicitó ayuda para hacer frente a una situación que movió las fibras más sensibles de la población, admite que después de Dios, agradece a cada una de las personas que han colaborado para que hoy su esposa, quien está en estado vegetativo después de sufrir preeclampsia durante el embarazo, pueda estar cómoda en una casa sin humedad, más amplia, mejor ubicada, segura y sobre todo, de su propiedad.La pareja de esposos, ambos con discapacidad visual, se mudó a una vivienda propia que le proporcionó la Fundación Jompéame, luego de que Listín Diario diera a conocer su desafortunada historia.
Su nuevo hogar tiene sala, comedor, cocina, baño, dos habitaciones, una galería, y lo que siempre su esposa anheló: un patio.
Está equipada también con aire acondicionado para que Anabel no sufra calor; tiene inversor, abanicos, estufa, nevera, comedor, muebles, vajilla, juego de ollas y muchos otros artículos para el hogar que harán más fácil la vida de esta familia que además tiene que lidiar con la salud de la pequeña de casi cuatro meses de nacida que ya ha sido operada de uno de sus ojitos. Ella y su hermano de 11 años padecen glaucoma.
La familia agradece
Tanto Joel, como su hermana Rosa, quien vino desde San Cristóbal para ayudar con la mudanza, hoy agradecen no solo a Listín Diario y a Katherine Motyka, de la Fundación Jompéame, sino a todos los que desde que se conoció su desgarradora historia se han unido a la causa.
“Nadie se imagina lo agradecidos que estamos con esta gran ayuda que le han dado a mi hermano y a su esposa. Nosotros no podíamos hacer nada por ellos porque también somos pobres”, logra decir su hermana Rosa entre lágrimas.
Ella acompañó a su hermano a cada una de las áreas de la casa, y a su paso le iba explicando de qué se trataba cada espacio y que había en ellos. Él no dejaba de admirarse al enterarse de todo lo que tiene ahora en su nueva vivienda, ubicada en El Valiente, un sector que está por las Américas, próximo a La Caleta.
Solidaridad
Es importante decir que, desde que este medio publicó la desgarradora historia de Joel y Anabel, entidades públicas y privadas, así como particulares, se han unido para ayudar a esta familia que ahora tendrá una Navidad más alentadora.
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