La solicitud de medida de coerción detalla que en el Centro de Rehabilitación “Nueva Vida para Jóvenes” o “New Life For Youth” encontraron una importante cantidad de medicamentos psiquiátricos.
A pesar de que el centro no tenía permisos de Salud Pública para operar, ni médicos generales, ni psiquiatras entre sus empleados.
Como parte de las pruebas aportadas por el Ministerio Público en la solicitud de medida de coerción, hay un acápite solo para medicamentos que contienen 76 cajas, 7 sobres y 5 blister de fármacos, como Valprolam, Lanzep, Quetacil, Versitol Retard, Luradon, Risperin, Cataperten, Phenobarbital Alfa, Serenil, Zuclo p- Clozapina, Ariprid, Butinon, Risdoril, Zapina- antipsicótico, Adaptus, Valpakine, Quetiapina, Venlafaxina, Atipil, Olazin, Tiantrex, y Epival.En una consulta al médico psiquiatra Héctor Guerrero Heredia, este explicó a reporteros Listín Diario que esos medicamentos, en su mayoría, son anticonvulsivantes, incluyendo medicamentos para tratar el trastorno bipolar, antipsicóticos y antidepresivos.
“Eso es una clínica psiquiátrica lo que había ahí”, afirma Heredia.
“Todas esas moléculas, ninguna sirve para hacer una desintoxicación, todas tienen su indicación psiquiátrica. El problema es que en nuestro país no hay un protocolo oficial de manejo del abuso de sustancias, la Catapresan se puede usar en alcohol, pero eso tiene que estar totalmente monitorizado por un psiquiatra; ni siquiera un médico general sabe los protocolos de desintoxicación”, asegura.
Administrar medicamentos psiquiátricos sin ser especialista, ni tener autorización de Salud Pública, ningún tipo de autorización, “es ilegal, le cabe cárcel”, enfatiza.
“El problema es que en las farmacias venden esos medicamentos hasta sin recetas; en nuestro país, el 90 por ciento de los medicamentos psiquiátricos se venden sin receta, las farmacias solo respetan los medicamentos que requieren permiso de control de drogas”, explicó. “Esos medicamentos solo logran dormirlos y mantenerlos como zombis, no desintoxicarlos”, detalla Guerrero Heredia.
Los menores narran que el director, conocido como Yunito, les decía: “Te doy una pastilla que te doblan como un acordeón”, refiriéndose a la Quetiapina. “Sí, porque la Quetiapina duerme; si tú le das 200 o 300 mg a un muchacho lo pones a dormir y él pierde el conocimiento”, explica.
En las evaluaciones, los menores presentan signos de violación y agresión.
Las entrevistas realizadas a 5 menores de edad, entre 13 y 16 años, son parte de los elementos de pruebas depositados por el ministerio público en contra de Lorenzo Silverio Almonte y/o Julián Almonte, conocido como “El Pastor”, acusado de cometer “actos de tortura y barbarie, maltrato y abuso sexual y psicológico contra menores de edad”, violación a la Ley General de Salud y la Ley sobre Lavado de Activos y enriquecimiento ilícito. En sus evaluaciones, la doctora Matilde González, médico legista que examinó a los adolescentes, detalla que en al menos dos de las evaluaciones encontró en “la ocurrencia de penetración anal contra natura reciente y de larga data”.
En otro menor evaluado determinaron que tenía “múltiples escoriaciones en la cara anterior del cuello(rasguño) curable en un período definitivo de 7 días”. En otros adolescentes identificaron lesiones de origen contuso con un período de 9 días definitivos. En las evaluaciones psicológicas, la perito del Instituto Nacional de Ciencias Forenses pudo identificar en ellos miedo, ira, sentimientos de rechazo, ansiedad, somatización, angustia, preocupación, temor, sensación de castigo, tristeza, pérdida de sueño, sentimiento de peligro e intranquilidad.
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